Me gustaría comprar tres dólares de Dios, por favor:
una cantidad que no sea suficiente
para hacer explotar mi alma
ni para perturbar mi sueño,
sino que equivalga a un vaso de leche caliente
o a una siesta bajo el sol.
No quiero tanto de El
que me obligue a amar a los negros
ni a recoger remolachas con los labradores.
Quiero éxtasis, no transformación;
quiero el calor del vientre, no el nuevo nacimiento.
Quiero medio kilogramo de lo Eterno en una bolsa de papel.
Me gustaría comprar tres dólares de Dios, por favor.
(Wilbur Rees)
Y TU, ¿cuánto de Dios quisieras tener?