Persiguiendo Espejismos

Persiguiendo Espejismos

Martes, Junio 11 del 2019

 

Amig@: ¿cómo estás? ¿cómo te ha ido con las ultimas reflexiones, donde hemos estudiado Isaías 35 - como nuestras vidas desérticas y escasas se transforman en manantiales abundantes con la presencia del Rey. Hemos visto las cinco marcas de la presencia de Dios que deberían caracterizar nuestras vidas, si en verdad estamos sometidos a Él y andando en Sus caminos: tendremos vidas llenas de belleza, fortaleza, milagros, santidad y regocijo. 

 

Hoy miraremos Isaías 35:6b-7a, los dos versículos que sintetizan el milagro que Dios quiere hacer para la tierra y para Su pueblo.

 

 

“… porque aguas serán cavadas en el desierto,

y torrentes en la soledad.

El lugar seco se convertirá en estanque,

y el sequedal en manaderos de aguas …”

 

Inicialmente, sin la presencia vivificadora de Dios, el terreno y nuestras vidas están descritos con cuatro frases: el desierto – la soledad – el lugar seco – y el sequedal. Todas son expresiones de aridez  y de desolación. 

 

Ahora, miremos más de cerca a la frase “el lugar seco”: según el Dr. Martin Lloyd-Jones, una traducción más correcta seria “el espejismo” – es decir, una ilusión óptica en la que los objetos lejanos aparecen reflejados en una superficie lisa como si se estuviera contemplando una superficie liquida que, en realidad, no existe. Los espejismos siempre se ven en los desiertos: todo alrededor, por kilómetros y kilómetros, es arena seca – allá, en el calor infernal de los yermos, parece verse agua brillando a la distancia – los que andan en el desierto, sedientos de agua para calmar su sed, muchas veces se confunden y piensan que la han visto y encontrado de verdad, y van en búsqueda de ella. Pero solo es la apariencia de agua, porque en realidad no existe – solo es una ilusión óptica por el calor y la distancia. Cuando llegan al lugar donde piensan haberla visto, ¡que decepción tan grande! porque no hay nada – solo más arena seca.

  

Y así es en la vida real. Dice el Dr. Keith Price en su libro “Sedientos de Dios”: “Muchos de nosotros vivimos vidas decepcionantes. Nos hablaron de “los ríos de agua viva”, pero lo único que hemos experimentado son espejismos.” En nuestra búsqueda de agua de verdad, perseguimos espejismo tras espejismo, siempre anhelando y esperando ser satisfechos. Pero nunca lo somos, porque cada espejismo resulta siendo una desilusión. Esperamos que los espejismos que buscamos nos llenen, o al menos que ahoguen nuestros problemas, ¡pero no! nunca nos llenan, y simplemente enseñan a nuestros espejismos a nadar mejor!

 

¿Y cuáles son estos espejismos que perseguimos, pensando que nos van a llenar y por fin saciar?

 

Perseguimos el espejismo del placer, ignorando u olvidando que la felicidad duradera es un derivado y una consecuencia, no una meta en sí. La meta es vivir correctamente.

 

Perseguimos el espejismo del poder, pero el poder verdadero no viene de una libertad sin límites, sino de la sumisión. Solo cuando estamos enyuntados con Cristo, la única fuente de verdadero poder, somos libres.

 

Perseguimos el espejismo de las posesiones, pero nunca nos satisfacemos, porque más tenemos, más queremos. Las posesiones en sí nunca traen gozo verdadero.

 

Perseguimos el espejismo del conocimiento, pero la verdadera sabiduría solo viene de Dios a través de Su Palabra.

 

Perseguimos el espejismo de los cambios, pensando que un nuevo trabajo, una nueva casa, nuevos pasatiempos, hasta un nuevo cónyuge nos harán plenos. Pero no nos damos cuenta que el problema no está en otras personas o circunstancias – no está fuera de mi, sino dentro de mi – yo mismo tengo que cambiar.

 

Perseguimos el espejismo de la búsqueda de nuestro ser interior. Quizás, al hacerlo, nos entenderemos mejor, pero no tendremos ni la voluntad ni el poder para transformarnos en lo que quisiéramos ser. En realidad, el problema no está dentro de nosotros – nosotros mismos somos el problema, nosotros y nuestro pecado. Y para esta realidad solo el perdón de Dios es la respuesta.

 

Amig@: ¿has estado persiguiendo un espejismo, pensando que te saciaría y te traería plenitud? ¿Será que tu vida en sí es un espejismo? Porque si yo siempre persigo un espejismo, a la final llegaré a ser un espejismo: pura apariencia sin realidad. Mi vida decepcionará y matará a los demás, en vez de refrescarlos y traerles vida. ¿Será que tu vida desalienta y defrauda en vez de alentar y traer esperanza?

  

Amig@: aun si es así, en Dios siempre hay nuevas oportunidades. 

 

Pregunta el profeta Isaías en su libro en el capítulo 55: “¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia?” Y él mismo responde: “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche … Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma …” (1-3)

 

(ideas tomadas de “Sedientos de Dios”, de Dr. Keith Price)

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