Oh Señor, ¡perdóname! Porque a veces Te he tratado como una moneda que había perdido, y luego encontrado. Habiéndote encontrado, ya no Te buscaba. Enséñame, Te ruego, que solamente he rascado la superficie en conocerte. Ayúdame a ver mi necesidad de ir más y más profundo en tu corazón de amor.
Oh Señor, la satisfacción que me da beber de tu Fuente me sirve solo para hacerme más sediento. Enséñame a aprender que Tú eres infinito y yo, solo finito. Que mi vasija, aquí en la tierra, nunca podrá captar totalmente Tu grandeza, ni podrá entender completamente Tu plenitud. ¡Que esto me de un anhelo apasionado por verte, un día, como Tú eres de verdad!
