Si tu te ves como un "pequeno pecador",
inevitablemente veras a Jesus como un "pequeno salvador".
"... [aguardemos] la bendita esperanza,
es decir,
la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.
Él se entregó por nosotros
para rescatarnos de toda maldad
y purificar para sí un pueblo elegido,
dedicado a hacer el bien."
(Tito 2:13-14)