Lo que he enseñado con mis labios
ahora sello con mi sangre.
"... el tiempo de mi partida ha llegado.
He peleado la buena batalla,
he terminado la carrera,
me he mantenido en la fe.
Por lo demás me espera la corona de justicia
que el Señor, el juez justo,
me otorgará en aquel día;
y no solo a mí,
sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida."
(2 Timoteo 4:6-8)