Buenas Nuevas de Gran Gozo: Conclusion

Buenas Nuevas de Gran Gozo: Conclusion

Domingo, Diciembre 27 del 2020

 

MI PASAJE NAVIDEÑO FAVORITO

 

Mi pasaje navideño favorito hace que la humildad sea el corazón de la navidad. Así que, esta navidad me maravillo al ver la humildad de Jesús y deseo más de ella para mí. En un momento citaré el pasaje. 

 

Pero primero hay dos problemas. Tim Keller nos ayuda a ver uno de ellos cuando dice, “La humildad es tan tímida. Si se empieza a hablar de ella, nos deja.” Así que, una meditación sobre la humildad (como ésta) parece no ser de provecho. Pero incluso las personas tímidas se asoman de vez en cuando si se les trata bien. 

 

El otro problema es que Jesús no era humilde por las mismas razones que nosotros la somos (o la debemos ser). ¿Cómo nos es de provecho ver la humildad navideña de Jesús? Nuestra humildad, si hay un poco, se basa en nuestra finitud, nuestra falibilidad, y nuestra pecaminosidad. Pero el Hijo eterno de Dios no era finito. No era falible. Y no era pecaminoso. A diferencia de nuestra humildad, la humildad de Jesús se originó de otra forma. 

 

Aquí está mi pasaje navideño favorito. Fíjese en la humildad de Jesús. 

  

"El cual [Jesús],  

siendo en forma de Dios,  

no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,  

sino que se despojó a sí mismo,  

tomando forma de siervo,  

hecho semejante a los hombres;  

y estando en la condición de hombre,  

se humilló a sí mismo,  

haciéndose obediente hasta la muerte,  

y muerte de cruz." 

 (Filipenses 2:6–8) 

 

Lo que define la humildad de Jesús es el hecho de que es primordialmente un acto consciente de rebajarse a un rol de siervo para el bien de otros. Su humildad se define por frases como: "se despojó a sí mismo" [de sus derechos divinos de ser libre del abuso y del sufrimiento], "tomando forma de siervo", "haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz". 

 

Así que, la humildad de Jesús no era una disposición de corazón de ser finito, falible o pecaminoso. Era un corazón de perfección infinita y verdad infalible y libertad de todo pecado, el cual por esta misma razón no necesitaba ser servido. Él era libre para servir a otros. 

 

Otro pasaje navideño que dice esto es Marcos 10:45: "El Hijo del Hombre no vino para ser servido sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos." La humildad de Jesús no era un sentido de defecto en sí mismo, sino un sentido de llenura en sí mismo que se ofreció para el bien de otros. Fue una decisión voluntaria de rebajarse a sí mismo para hacer que la estatura de su gloria fuera disponible para ser disfrutada por pecadores. 

 

Jesús hace la conexión entre su humildad navideña y las buenas nuevas para nosotros: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga." (Mateo 11:28–30) 

 

Su bajeza hace posible el alivio de nuestras cargas. Si no fuera humilde, no hubiera sido obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Y si no hubiera sido obediente a morir por nosotros, estaríamos aplastados bajo el peso de nuestros pecados. Se rebajó a sí mismo para llevar nuestra condenación (Romanos 8:3). 

 

Ahora tenemos más razón que antes para ser humildes. Somos finitos, falibles, pecadores, y, por lo tanto, no tenemos de qué jactarnos. Pero ahora vemos otras cosas que producen humildad: Nuestra salvación no se debe a nuestra obra, sino a su gracia. Así que, el jactarse está excluido (Efesios 2:8–9). Y la manera por la cual Cristo logró esa salvación de gracia fue por medio de su decisión voluntaria y consciente de rebajarse a sí mismo en obediencia como siervo hasta el punto de la muerte. 

 

Así que, además de la finitud, la falibilidad y la pecaminosidad, ahora tenemos otros dos impulsos enormes actuando en nosotros para hacernos humildes: Su gracia gratuita e inmerecida sosteniendo todas nuestras bendiciones y un modelo de servicio abnegado y sacrificial que de buena voluntad toma la forma de siervo. 

 

Así que, somos llamados a unirnos a Jesús en este servicio consciente y humillante. "Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido." (Mateo 23:12)  

 

"Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús..." (Filipenses 2:5) 

 

Oremos que esta virtud tímida—esta base de nuestra salvación y servicio—se asome de su lugar callado y nos vista de bajeza durante esta temporada de advenimiento.  

 

"Revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes." (1 Pedro 5:5)

 

(Agradezco a Desiring God por proveer este plan. Para más información, por favor visite: http://es.desiringgod.org)

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