LA CUARESMA 2024: Dia 28 - VIDA DE CRISTO

LA CUARESMA 2024: Dia 28 - VIDA DE CRISTO

LA CUARESMA 2024: DIA 28 – Sábado Marzo 16

 

Pilato vio a la muchedumbre, con Jesús en medio de ella, cuando volvía de la residencia de Herodes y se dirigía a su palacio. Tan difícil resulta desentenderse de Cristo. Obligado a recapitular el caso delante del pueblo, Pilato volvió a la primera acusación que se hacía a Jesús, de que pervertía al pueblo, y proclamó: “He aquí que yo, habiéndole examinado delante de vosotros, no he hallado en este hombre culpa alguna de aquellas de que le acusáis; ni Herodes tampoco; porque él le ha vuelto a enviar a nosotros; y he aquí que ninguna cosa digna de muerte ha sido cometida por él.” (Lucas 23:14-15)

 

Evidentemente, ambos jueces estaban convencidos de que, a pesar de lo que se había dicho, el preso era inocente. Así era declarado por segunda vez. Conociendo Pilato que los judíos le habían entregado aquel hombre por envidia, intentó nuevamente hallar el medio de no condenarle. El sanedrín le daba en realidad la solución al recordarle que por pascua existía la costumbre de soltar un preso de la cárcel. A la sazón se hallaba languideciendo en ella un “preso notable”, el llamado Barrabás. Este hombre era el líder del movimiento clandestino judío contra los romanos. Había sido encarcelado tanto por sedición como por homicidio cometido durante la rebelión que había organizado contra Roma.

 

Pilato era muy astuto; trató de disimular sus intenciones al escoger un preso que era culpable del mismo delito de que se acusaba a Cristo, a saber, de sedición contra el César. Al cabo de unos minutos, dos figuras humanas se hallaban de pie ante la muchedumbre, sobre el suelo de blanco mármol del pretorio. Pilato estaba sentado sobre una tribuna, rodeado de la guardia imperial. Barrabás, a un lado, entreabría los ojos, deslumbrado por la luz del sol. No la había visto desde hacía meses. Al otro lado se encontraba Cristo. Eran dos hombres acusados de revolucionarios. Barrabás apelaba a motivos nacionalistas; Cristo apelaba a la conciencia. Sonaron las trompetas. Se restableció el orden. Pilato avanzó unos pasos y dirigió la palabra a la chusma: “¿A quién queréis que os suelte? ¿A Barrabás, o a Jesús, que es llamado Cristo?” (Mateo 27:17)

 

La pregunta de Pilato tenía todo el aire de democracia y de elección libre, pero era solamente una copia ridícula de ello… El pueblo, en realidad, no estaba inclinado a sentenciar a muerte a nuestro Señor. Por este motivo, algunos demagogos “persuadieron al pueblo a que pidiese a Barrabás”. (Mateo 27:20)… El pueblo se deja arrastrar por falsos líderes; los mismos que gritan “¡Hosanna!” el domingo pueden gritar “¡Crucifícale!” el viernes.

 

Lo que sucedió aquel viernes por la mañana fue que, merced a unos propagandistas, el pueblo se convirtió en masa. Una democracia provista de conciencia se convirtió en una oclocracia provista de autoridad. Cuando una democracia pierde su sentido moral, puede votar antidemocráticamente. Al preguntar Pilato: “¿A quién queréis que os suelte?” (Mateo 27:17)… bramaron las masas: “¡A Barrabás!” (Mateo 27:22)

 

Pilato apenas podía dar crédito a lo que oía… Mas ellos gritaron todos juntos, diciendo: “¡Éste, a la muerte, y suéltanos a Barrabás!” (Lucas 23:18) “Y respondiendo Pilato, les dijo otra vez, ‘¿Qué, pues, haré del que llamáis rey de los judíos?’” (Marcos 15:12) “Y volvió Pilato a hablarles, deseando soltar a Jesús. Mas ellos clamaron a gritos: ‘¡Crucifícale! ¡Crucifícale!’” (Luas 23:20-21) “Entonces él les dijo por tercera vez: ‘¿Pues qué mal ha hecho? Ninguna cosa digna de muerte he hallado en él; ¡le castigaré, pues, y le soltaré!’ Mas ellos insistían a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado; y las voces de ellos y de los sacerdotes prevalecieron. Pilato, pues, dio sentencia que fuese hecho lo que pedían. Y soltó aquel que por motín y homicidio había sido echado en la cárcel, a quien pedían.” (Lucas 23:22-25)

 

No siempre la mayoría tiene razón. La mayoría tiene razón en el terreno de lo relativo, mas no en el de lo absoluto. La mayoría está justificada siempre que una votación se basa en la conciencia, y no en la propaganda. La verdad no sale ganando cuando los números son lo único decisivo. Los números, por sí solos, pueden decidir sobre la elección de una reina de la belleza, pero no acerca de la justicia.

 

Barrabás recibió la libertad por causa de Cristo, aunque se trató de una libertad política. Pero fue un símbolo de que por medio de la muerte de Jesús los hombres serían hechos libres. Sucedió esto en la época de la pascua, cuando era costumbre que un cordero substituyera al pueblo y muriera para expiar los pecados de éste. El Salvador padecería y el pecador quedaría libre… El Salvador no podía ser soltado, pero sí podía serlo el pecador.

 

Deseando Pilato todavía no condenar a Cristo, dijo, dando un giro curioso al asunto: “Le castigaré, y le soltaré.” (Lucas 23:16) Los azotes eran un castigo que los romanos infligían siempre antes de la crucifixión… así Pilato infligía un castigo con la esperanza de mover a piedad a la gente. Como era natural, esto no constituía sorpresa alguna para nuestro Señor, el cual había predicho ya que sería azotado y crucificado. Así, vemos que Pilato había intentado de tres modos poner en libertad a Jesús al declararle inocente, al soltar un preso durante la pascua y, finalmente, mandándole azotar.

 

Pilato trató de mantener el equilibrio satisfaciendo al sanedrín y al mismo tiempo a su propia conciencia. Pero se equivocaba al creer que la muchedumbre se aplacaría y conmovería al ver correr la sangre. Tales compromisos con respecto a la justicia raras veces logran su objetivo. Si era culpable, Pilato debió haber condenado a muerte a Jesús; si era inocente, debió soltarle.

 

Después de abrir sus sagradas carnes a latigazos, le pusieron ahora un manto de púrpura que se pegó a su cuerpo ensangrentado. Luego tejieron una corona de espinas que colocaron en su cabeza… Luego pusieron una caña en su mano después de haberle golpeado con ella en la cabeza. Y se arrodillaban ante El fingiendo adorarle. Como había profetizado Isaías: “Ciertamente él ha llevado nuestros padecimientos, y se cargó con nuestros dolores, mas nosotros le reputamos castigado, golpeado por Dios y humillado. Pero fue traspasado por nuestros pecados, quebrantado fue por nuestras iniquidades, el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por sus llagas nosotros sanamos.” (Isaias 53:4-5)

 

Después de la flagelación, Pilato llevó a Jesús sangrando ante la muchedumbre y dijo a ésta: “He aquí que le saco a vosotros, para que sepáis que yo no hallé en él crimen alguno... ¡He aquí al hombre!” (Juan 19: 4,6)… Pero, al verle, los jefes de los sacerdotes aullaron: “’¡Crucifícale! ¡crucifícale!’ Les dijo Pilato: ‘Tomadle vosotros, y crucificadle.’ Los judíos le respondieron: ‘Nosotros tenemos una ley, y conforme a nuestra ley él debe morir; por cuanto se ha hecho Hijo de Dios.’” (Juan 19:6-7)

 

Pilato dijo que era un “hombre”; ellos hablaron del “Hijo de Dios”. Pilato había declarado que Jesús era inocente ante la ley romana. Ellos respondieron que era culpable ante su ley. Al oír Pilato que le llamaban “el Hijo de Dios”, “Tuvo mayor temor.” (Juan 19:8)… Profundamente conturbado y temiendo que Cristo fuese tal vez un mensajero de los dioses, Pilato le hizo entrar en el pretorio y le preguntó: “¿De dónde eres tú?” (Juan 19:9)… Pero Jesús se negó a contestar. Pilato había vuelto ya la espalda a la Verdad.

 

En lo profundo de su mente, Pilato había llegado a la conclusión de que Jesús era inocente, pero no obró conforme a esta convicción. Por tanto, Pilato no merecía respuesta, y por ello no obtuvo ninguna. Había perdido todo derecho a recibir revelación alguna de parte del preso. Toda alma tiene su día de visitación, y Pilato había tenido el suyo.”

 

 

(Capitulo 47, pgs. 425 – 430)

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