Mi Vida - Un Lugar de Milagros

Mi Vida - Un Lugar de Milagros

Lunes, agosto 13 del 2012

Escribí esta reflexión hace una semana – sin saber que ayer, en el culto dominical de nuestra iglesia, el pastor (mi esposo) iba a predicar sobre el milagro de la sanidad de un paralítico en los tiempos de Jesús aquí en la tierra.

Habló de las tres palabras que Jesús le dijo al paralítico, después de primero perdonarle sus pecados: “Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.” Después de años, seguramente, en un remolino de postración y parálisis físicas, emocionales y espirituales, llegó la inesperada e increíble esperanza: las palabras sanadoras y transformadoras de Jesús. Ahora, el paralítico podía y tenía que dejar atrás su lecho, soltar y cortar con todas las cosas y personas y situaciones de las cuales había estado dependiendo – y depender solo de la suficiencia de Dios. Ahora, tenía que tomar sus primeros pasos de fe, y andar a casa para primero dar testimonio del milagro en su vida en su propio hogar. 

Regresemos hoy a Isaías 35, donde hemos estado mirando las cinco marcas que deberían caracterizar la vida de las personas sometidas bajo el reinado del Rey Jesús. Hemos visto la primera marca: Mi Vida Se Volverá Un Lugar de Belleza y de Canto – y la segunda marca: Mi Vida Se Volverá Un Lugar de Fortaleza.

Hoy miraremos la tercera marca: Mi Vida Se Volverá Un Lugar de Milagros (vs.5,6ª).

“Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos,
y los oídos de los sordos se abrirán.
Entonces el cojo saltará como un ciervo,
y cantará la lengua del mudo.”

¿Cómo está mi vida sin la presencia del Rey? Mis ojos están enceguecidos, quizás mis ojos físicos y seguramente mis ojos espirituales – no puedo ver ni entender las verdades de Dios, porque mis ojos están vendados a ellas, y solo veo oscuridad. Mis oídos están tapados, posiblemente mis oídos físicos pero definitivamente mis oídos espirituales – no puedo escuchar ni oír ni comprender lo que Dios dice, porque mis oídos están cerrados. Estoy cojo, rengueando físicamente, mentalmente y emocionalmente en mi vida – tropezando con mis pecados y mis debilidades, mis decepciones y mis derrotas. Estoy mudo, sin poder hablar físicamente quizás, pero seguramente sin poder expresar en palabras o en canto todo lo que hay dentro de mí – de mi boca no sale la verdad, no sale alabanza, no sale gratitud.

Pero llega el Rey, y mis ojos son abiertos – mis oídos se abren – puedo saltar como un ciervo – y mi lengua de mudo puede cantar. Dios es el Sanador de las cosas exteriores – mis ojos, mis oídos, mi cojera, mi mudez físicos. Pero también es el Sanador de las cosas interiores: me ayuda a ver Sus verdades con claridad y con entendimiento – me ayuda a escuchar y comprender Su voz de sabiduría y de dirección – me ayuda a caminar derecho y erguido en Sus caminos de luz y rectitud – me ayuda a hablar lo verdadero y lo puro, a cantar Sus alabanzas con gratitud y gozo.

Amig@: ¿cómo es tu vida hoy? ¿Sigues en la misma ceguera, sordera, cojera y mudez de siempre? ¿Nunca ves cambios sobrenaturales ni en ti, ni en las personas cuyas vidas la tuya alcanza tocar? ¿O sientes que en tu vida se están viendo milagros y sanidades? ¿Que Dios está moviendo en tu vida efectuando restauración y renovación?

A la luz de la historia del paralítico sanado por Jesús, ¿has escuchado la palabra milagrosa “levántate” en tu propia vida? ¿Estás dispuesto a soltar “tu lecho” de dependencias equivocadas, y confiar en la suficiencia de Dios para ti? ¿Estás dispuesto a dar testimonio de una vida llena de milagros y transformaciones primero en tu casa con tu familia? 

Amig@: recuerda – en Éxodo 15:26, Dios dijo a Su pueblo: “Yo soy Jehová tu sanador.” En el hebreo, Él es “Jehová Rapha” – “Dios, el médico que nos sana”. El quiere ser un Dios de milagros en tu vida - ¿será que tu quieres verlos en tu vida?
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