Ayer La Tierra Temblo

Ayer La Tierra Temblo

Lunes, octubre 1 del 2012

Ayer la tierra tembló. Tembló horrible. Tembló fuerte y por mucho rato. Y yo temblaba parejo con la tierra …

Era domingo, por la mañana, y estábamos en la iglesia, celebrando el segundo de dos cultos dominicales. Ruben acababa de contar de un constructor de la ciudad cuyo lugar de construcción está protegido de noche por “muchos celadores” – aunque en realidad solo hay un viejito quien cuida, porque los demás parecen ser ángeles. Después, una familia estaba dando el testimonio de cómo su hijo se salvó de un terrible accidente de tránsito – porque “Dios” lo sacó de un carro y lo metió en otro. Fue en ese mismo momento que la tierra empezó a temblar – hablando de la protección de Dios y de los ángeles que Él mismo manda para ministrarnos y guardarnos.
 
Todo empezó a moverse, a sacudirse, a mecerse. Y seguía y seguía y seguía. Después de unos momentos, yo también empecé a temblar y zarandearme junto con la tierra debajo de mí. Con el paso de los segundos, que parecían eternos, me sentía más y más paralizada del susto, aunque en mi interior trataba de mantener la calma. Agarré la mano de mi hija Catherine, y empecé a clamar: “Jesús, ten misericordia. Jesús, ten misericordia. Jesús, ten misericordia.”

Y, ¡gracias a Dios!, así fue: Jesús tuvo misericordia de nosotros. El temblor medio fuerte y largo no resultó ni en daños ni en tragedias mayores. La tierra paró de sacudirse, y yo también, poco a poco, paré de temblar. Como habíamos estado hablando, “el ángel de Jehová” nos guardó y nos protegió.

Como dice el Salmo 34:6-8 = “Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias. El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. Gustad, y ved que es bueno Jehová;  dichoso el hombre que confía en él.”

Y me acordé de las palabras que Dios me dio hace 13 años y medio después del terremoto por el cual pasamos en enero del 1999:

“Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor. Porque esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré. Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.” (Isaías 54:7-10)

Oh Dios: gracias por Tus grandes y eternas misericordias que nunca se apartarán de nosotros, venga lo que venga – gracias por la compasión que Tú, nuestro Redentor, nos tienes, aunque la tierra se estremezca. Ayer, todos gustamos y vimos Tu bondad derramada sobre nosotros. 

“¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti … !” (Salmo 31:19).
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