Gratas Visitas y el Milagro del Internet

Gratas Visitas y el Milagro del Internet

Martes, octubre 16 del 2012

¡Qué semana tan inesperadamente llena, pero también tan inesperadamente especial!

Esta semana regresaron a visitar “el redil” de la Iglesia Shalom varias de nuestras “ovejas” que se habían ido a vivir a otras ciudades de Colombia, u otros países del mundo. ¡Qué alegría volver a verlos y poder compartir con ellos! ¡Qué bendición escuchar como Dios los está sosteniendo y usando! ¡Qué satisfacción poder seguir siendo sus “pastores”, de lejos y de cerca, cuidando de ellos, animándolos y exhortándolos en el Señor!

Qué delicia ver y compartir con una familia que se había ido de Shalom hace 8 años hacia el Perú. Qué agradable poder atender a una pareja que se fue a Miami hace más de 12 años. Qué dicha ver a una familia con dos bebés que ahora vive en Medellín, y una madre con su hijito que ahora viven en Bogotá. Por más que se hayan ido a vivir a otros lugares, y no importa el tiempo que hayan estado lejos de Shalom, siguen siendo nuestros “hijos espirituales” y los amamos y nos preocupamos por ellos en el Señor. Son las inesperadas y gratas sorpresas de Dios cuando permite que vuelvan “a casa” por unos días, cuando podemos recordar los viejos tiempos juntos, cuando podemos celebrar lo que Él está haciendo ahora en nuestras vidas.  Aun con el paso de los años, aun si no ha habido mucha comunicación en el transcurso del tiempo, los lazos de amor siguen fuertes y el reencuentro trae gran gozo y satisfacción al corazón.

Y hubo otra visita especial en esta semana. A nuestra iglesia asiste y participa una mujer boliviana-americana que enseña matemáticas en un colegio bilingüe en la ciudad. La madre-viuda de ella, junto con su nuevo esposo, son misioneros en la China – y vinieron en estos días a visitar a la hija en Armenia. Mi esposo y yo tuvimos el privilegio y la dicha de compartir un almuerzo con los tres hace unos días – ¡qué experiencia tan agradable, tan inspiradora!

“I” y “J” viven y ministran como creyentes cristianos en el interior del inmenso territorio de la China. Un larguísimo viaje sería desde Colombia: llegando primero a Los Ángeles en los EEUU en avión, luego cruzando el Océano Pacífico hasta la ciudad de Beijing en otro avión, desde Beijing a una ciudad en el interior del país en todavía otro avión, desde esa ciudad a otra ciudad al noroccidental del país en tren, y de allí cruzando un desierto de pura arena en bus hasta llegar a una ciudad en un oasis, donde viven ellos. Un total de unas 50 horas de viaje, hasta uno de los lugares más aislados e inhóspitos del mundo. Allí vive gente netamente de religión musulmana – además de “I” y “J”, no hay sino una pareja de Europa que también es cristiana con quien congregarse – en ese pueblo, casi nadie ha escuchado de Jesús, casi nadie ha oído el evangelio. Allí, hay que aprender el idioma, hacer amistades con la gente, y poco a poco llegar a compartirles las Buenas Nuevas de Jesucristo.

Durante el almuerzo, “I” nos compartió de la profunda opresión espiritual y la inmensa soledad que ella experimentó cuando primero llegó a vivir en ese lugar. No sabía cómo iba a poder resistir y seguir adelante. En esos días, a través de la hija que asiste a nuestra iglesia, supo de nuestra página en el Internet (www.iglesiacristianashalom.com). Y allí, a cientos de miles de kilómetros de la civilización moderna, en medio de un extenso desierto en el vasto país de la China, ella logró conectarse a la web mundial. Escuchó un sermón de mi esposo Ruben acerca de la guerra espiritual, y le llegó como agua en el desierto de su propio alma. Se sintió acompañada y fortalecida, y junto con su esposo pudieron seguir reanimados en la labor de hacer conocer a Cristo Jesús en un lugar donde nunca han escuchado de Él. Son un gran pero humilde ejemplo de las palabras de Pablo en Hechos 20:24 que dicen: “Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.”

¡Y qué testimonio para Ruben y para mí, como individuos y como pastores de la Iglesia Shalom!

Primero, el desafiante testimonio de “I” y “J” como pareja misionera, soltando todo para ir hasta los fines de la tierra para dar a conocer “el evangelio de la gracia de Dios” en Cristo Jesús.

Y segundo, qué testimonio tan alentador frente al ministerio del Internet que tenemos en nuestra iglesia. Dios ha dicho: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:14) Sabemos que nosotros no podemos ir literalmente a todas las naciones del mundo – pero, a través del Internet, el mensaje del “evangelio del reino” sí está llegando hasta los fines de la tierra. “I” es uno de los muchos testimonios que hemos escuchado, una de las muchas personas que en los lugares más recónditos o más difíciles del planeta ha podido escuchar y ser alentada por la predicación de la Palabra de Dios a través de este moderno medio de comunicación mundial. Sabemos que nuestro ministerio del Internet está llegando a miles de personas en muchos países del mundo, porque nos escriben y nos cuentan cuán grande ha sido la bendición de poder escuchar y leer la Palabra de Dios por este medio. Pero tener a “I” como un ejemplo vivo parada en nuestra iglesia el domingo pasado, compartiendo fotos y el testimonio del valor de la página web de Shalom cuando ella está viviendo en el enorme desierto de la enorme China - ¡eso sí fue conmovedor e inmensamente gratificante!

A Uds., hijos espirituales y amigos en el Señor que nos visitaron de cerca y de muy muy lejos en estos días – y a Uds., amigos conocidos y desconocidos que leen esta reflexión por Internet también desde muchos lugares del mundo: les dejo las palabras del apóstol Pablo a los creyentes en Filipo:

“Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados … Regocijaos en el Señor siempre …  Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (4:1,4,6,7)
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