Un Banquete Continuo

Un Banquete Continuo

Lunes, octubre 22 del 2012

Esta mañana, amaneció lloviendo: el cielo gris, con neblina, mucho frio, y una lluvia por ratos fuerte y por ratos brisando. Pero yo amanecí con un corazón alegre y contento a pesar del día oscuro.

Porque esta semana es la semana de mi cumpleaños, y desde ya estoy agradecida y gozosa por mi vida y por las muchas misericordias y bondades que Dios continuamente derrama sobre mí. Ayer disfruté de una muy grata tarde en familia y con unos amigos: un delicioso almuerzo, una espectacular torta de helado, y un compañerismo lleno de buenos temas y mucha risa. Claro que no todo en mi diario vivir es color de rosa – como todos, tengo luchas y pruebas y crisis en distintas áreas de mi vida familiar y ministerial – pero he tomado la determinación de ser una mujer agradecida y satisfecha, y así estoy aprendiendo a contentarme cualquiera que sea mi situación.
 
Interesantemente, precisamente hoy mi devocional me llevó a unos versículos en Proverbios 15 que hablan del corazón, y que dicen: “El corazón alegre hermosea el rostro … el corazón entendido busca la sabiduría … el de corazón contento tiene un banquete continuo …” (vs.13-15) ¡Preciosas estas palabras! ¡Pero que no sean solo palabras bonitas en mi vida! Yo quiero un corazón así: alegre, entendido, y contento – porque quiero un rostro hermoso, quiero ser sabia, y quiero vivir como en un banquete continuo. A pesar de los años que se van sumando con cada cumpleaños, yo sé que la verdadera hermosura no está en la piel sino en un corazón alegre y pleno. Con el paso de los años, quiero asegurarme que yo esté buscando lo que importa y lo que vale en la vida, como la sabiduría. Quiero vivir cada día de cada año que pasa con un corazón contento, como si estuviese disfrutando de un banquete de vida continuo.

Porque lo contrario de un corazón alegre, entendido y contento también es así como lo describe Proverbios 15: “… por el dolor del corazón el espíritu se abate … la boca de los necios se alimenta de necedades. Todos los días del afligido son difíciles …” (vs.13-15) ¿Quién quiere vivir así – adolorido, abatido, necio, afligido, en dificultades – todos los días? Creo que nadie. Dudo que exista ser humano que se levante por la mañana, anhelando tener un día miserable y lleno de ruina. Yo, definitivamente, no quiero ni un día ni mucho menos toda una vida así.

Por eso, oh Dios, fortalece en mi ser interior la decisión diaria de ser una mujer agradecida en todo y por todo. Fortalece en mí el querer y el estar dispuesta a aprender a contentarme cualquiera que sea mi situación. Mengua en mí todos los deseos de la carne y de los ojos y la vanagloria de la vida, que me dejan con una insatisfacción constante, siempre anhelando más y más, nunca contenta con lo que ya soy y lo que ya tengo. Tú me has mandado, Señor, a regocijarme en Ti siempre (Filipenses 4:4) – y yo confieso que “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13).

Hoy, oh Dios, véngase lo que se venga, sean mis circunstancias como sean, escojo ser una mujer agradecida y contenta. ¡Hoy sigo de banquete!
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