En El Ring: Cancer Versus Jesus

En El Ring: Cancer Versus Jesus

Lunes, octubre 29 del 2012

Ayer, en la iglesia, abrace fuertemente a una mujer a quien amo y a quien admiro mucho, porque por varios años ya me ha sido un ejemplo de una fe extraordinaria. Mariam tiene cáncer, y ayer me dijo que aunque todos los exámenes médicos le están saliendo mal, ella en general se siente bien. Y se ve bien: está de pie, elegantemente vestida y organizada, y siempre con una sonrisa en la cara y con palabras de valentía y gratitud en la boca.

Mariam es un enigma para la ciencia moderna. ¿Cómo es posible que una mujer cuyos exámenes médicos salen tan malos todavía camine, todavía hable, todavía trabaje sirviendo a Dios y a la humanidad? Pero allí está, viviendo cada día, cada momento de cada día, por la gracia de Dios sobre ella. De hecho, todo ser humano vive cada instante por la mera misericordia de Dios – solo que Mariam, por su enfermedad, está mucho más consciente de esa gracia derramada sobre su vida – para ella, cada respiro es un regalo más de la misericordia de Dios extendida sobre ella. Como al apóstol Pablo, me imagino que Dios le dice todos los días: Mariam, “… Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.” (2 Corintios 12:9) Y es verdad: todos los días, ella y nosotros podemos ver el poder de Dios perfeccionándose en su debilidad, porque la gracia de Dios sobre su vida es suficiente. A pesar de estar invadida de cáncer.

Y Mariam me hacer recordar a Geoff, otro amigo con cáncer que nos visitó desde Australia hace más de un año. El es otro enigma para la ciencia moderna. A él los médicos le dijeron hace un año y medio que las radiografías de su cuerpo parecen un árbol de navidad, cada bolita un tumor maligno colgando de su esqueleto. Pero Geoff también está de pie, y habla y camina y trabaja como si estuviera completamente sano. Hace poco viajó de Australia a la India, y luego a Alaska – por todo el camino visitando y animando y edificando a los santos.

¿Cómo lo hace? ¿Cómo es posible que un hombre tan lleno de cáncer todavía viva y sirva al Señor con tantas fuerzas y tanto gozo? Como Mariam, lo hace por la gracia suficiente de Dios derramada sobre su vida día tras día. Lo hace porque ha tomado las palabras de Dios dadas al pueblo de Israel hace miles de años como palabras para su propia vida: “ … os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia: amando a Jehová tu Dios, atendiendo a Su voz, y siguiéndole a Él; porque Él es vida para ti, y prolongación de tus días …” (Deuteronomio 30:19,20) Y lo hace porque, como él mismo dice: “Yo vivo en Australia – viajo por todo el mundo – pero más que todo vivo “en Cristo”.” Profundamente e intensamente, Geoff ha aprendido a permanecer en Cristo, a habitar y perseverar continuamente en Su presencia. Y así arraigado y fundamentado, mantiene lleno de fuerzas y gozo en el Señor. A pesar de estar invadido de cáncer.

Veo un ring de pelea (¿será que tengo las batallas de La Voz Colombia muy presentes?): por un lado, Mariam y Geoff, padeciendo de cáncer en sus cuerpos físicos y mortales – y por el otro lado, Mariam y Geoff, dos gigantes en fe y valentía, en fortaleza y gozo por la abundante gracia y misericordia de Dios en sus vidas. Jesús dijo: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33) En el ring de pelea entonces: CÁNCER VERSUS JESÚS – la aflicción del mundo versus el Cristo. ¿Y quién será el GANADOR de esta batalla? Pues, ya lo conocemos, porque ya se nos dijo: JESUCRISTO ha vencido al mundo. Por lo tanto, podemos confiar y podemos tener paz.

Y no solo eso. Como lo dice Romanos 8:35 y 37: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? … Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.” El cáncer no es el ganador – junto con Jesús, los que lo padecen como Mariam y Geoff son “más que vencedores” en Cristo. Son héroes modernos de la fe, también dignos de tener sus nombres escritos en la larga lista de los héroes de Hebreos 11, viviendo cada día de sus vidas con “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.”
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