Dia 17 - Hacer Memoria

Dia 17 - Hacer Memoria

Ayer todavía tuve la “margarita” y la idea de “vivir menos amada” en mi mente y en mi corazón. Aun parece que no he concluido este tema; o más bien, que Dios no ha concluido este tema en mis reflexiones cuaresmales. Y tiene sentido: el amor de Dios por nosotros es íntimamente ligado al mensaje de la cruz. Y es allí, hacia la cruz de Cristo, que nos está llevando nuestro peregrinaje de la Cuaresma. Seguimos hoy, entonces, con el Día 17 …

Yo tiendo a ser demasiado olvidadiza. Yo escucho o leo algo, lo aprendo, lo internalizo, pero en muy poco tiempo se me ha olvidado. Para muchas cosas en la vida, esta debilidad no importa tanto (¿recuerdo algo de trigonometría, por ejemplo? ¿importa para mi vida ahora?). Pero cuando se trata de las verdades espirituales, verdades acerca de Dios, es una flaqueza muy seria. Yo tengo que proponerme y esforzarme cada día más para tener lo verdadero de Dios más presente en mi vida – sino, el olvido me hará vivir menos correcto y menos pleno de lo que podría y debería vivir.

Claro que me siento bien acompañada: en toda la larga historia de Israel como pueblo escogido por Dios, constantemente se le olvidaba quien era Dios y que había hecho a favor de ellos como nación. Una y otra vez, El tuvo que insistirles que recordaran que El los había sacado de Egipto por su gran poder; que El los había sostenido y protegido en un desierto por 40 años por su gran misericordia; que El les había ayudado a cruzar mares, tumbar muros, vencer gigantes por su gran fidelidad … Parece ser que el olvido es un mal del ser humano en general. O quizás más bien es una estrategia muy efectiva de nuestro adversario el diablo para hacernos preguntar, dudar y claudicar frente a las verdades de Dios y de la vida.
 
Por eso, creo que me ayudará siempre tener conmigo una “margarita”: si la tengo como flor viva en el lugar donde me encuentro diariamente con Dios, si la tengo como imagen en un separador en mi Biblia, si la cargo como llavero en mi bolso … ella constantemente me recordará la verdad de que “Dios me ama” en todo y a pesar de todo. Cuando una vocecita interna me susurra que, por tal y tal razón o esta vez ya, “Dios no me ama” – la “margarita” me recordará que la voz que estoy oyendo no es la voz de verdad de Dios, sino la voz mentirosa y acusadora del diablo – y en vez de escucharla, la debo resistir y puedo declarar con firmeza que “Dios sí me ama”.

Porque yo no quiero seguir viviendo como si fuese menos amada de lo que verdaderamente soy. Yo no quiero seguir sintiéndome menos amada y como resultado vivir menos amada. Recordando en mi ser interior la verdad de que Dios me ama con un amor firme e inquebrantable, según esa verdad que creo y que confieso, así viviré.
 
“Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.” (Jeremías 31:3)

“Acuérdate, oh Jehová, de tus piedades y de tus misericordias, que son perpetuas.” (Salmo 25:6)

“Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo Jehová tu Redentor.” (Isaías 54:8)

“Porque el Señor no desecha para siempre; antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias.” (Lamentaciones 3:32)

Con amor eterno – con misericordias perpetuas – con misericordia eterna – según la multitud de sus misericordias: así me ama Dios; ese es el corazón del Señor hacia mí.

“De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades.” (Isaías 63:7) 

Bueno, necesito terminar esta reflexión. Tengo mucho por hacer. Tengo que ir a comprar unas margaritas para mi casa. Tengo que diseñar un separador de margaritas para mi Biblia. Y quiero coger una de mis margaritas, salir al patio, y jugar a “Deshojando la Margarita” con mi Dios, declarando con plena confianza con cada pétalo que arranco, “ME AMA. ME AMA. ME AMA. ME AMA.” Eternamente y perpetuamente, firmemente e inquebrantablemente,“ME AMA.”

Su Pastora, Beverly
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