Efesios 3:16

Efesios 3:16

Martes, Agosto 15 del 2017

 

Mientras yo estoy contando cada “loonie” de $1 y cada “toonie” de $2 para mis compras en el almacén Dollarama cuando estoy en el Canadá, o cada peso cuando estoy en el supermercado en Colombia, hay otros que tan naturalmente y tan tranquilamente hablan de sus negocios en monedas extranjeras que sobrepasan los cientos de miles y aun los millones de dólares americanos!

 

Hablando de riquezas de este mundo…!

 

Pero hay otras “riquezas”, no contadas en ninguna divisa de esta tierra, que son verdaderas “riquezas” que valen la pena buscar y tener para uno mismo.

 

Efesios 3:16-17 dice:

 

“para que os dé,

conforme a las riquezas de su gloria,

el ser fortalecidos con poder

en el hombre interior

por su Espíritu;

para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones…”

 

No riquezas humanas – más bien las riquezas de Dios Padre (v.14).

 

No riquezas materiales – más bien las riquezas de la gloria de Dios. Es decir, la gloria de Dios primeramente es el “peso” o la imponencia y la majestad de quien es El en Si mismo, a veces revelada a la humanidad y otras veces escondida en misterio. Segundo, la gloria de Dios es la manifestación externa de Su ser: todos Sus hermosos atributos y Su carácter divulgados a Su creación como a El le parece. Y esos atributos y ese carácter son “ricos”: abundantes, copiosos, rebosando e inagotables!

 

Desde esa generosa y dadivosa fuente de Su gloria, Dios anhela fortalecernos. No solo con fortaleza y vigor físicos, sino también y más importante aun con poder por Su Espíritu Santo en nuestro ser interior. Para que el poderío y la tenacidad para nuestra vida diaria aquí en la tierra provinieran de una fuente de vida, abundante y eterna, brotando desde nuestro interior.

 

Y “para que habite Cristo por la fe en [nuestros] corazones”. No para que fuéramos ricos con posesiones materiales. No para que fuéramos físicamente robustos. Más bien, para que Jesús el Hijo del Padre pudiese habitar en nuestros corazones y permanecer allí a través de nuestra confianza y nuestra devoción a El.

 

Padre, Hijo y Espíritu Santo: la misma Trinidad, y todas las riquezas de Su gloria disponibles para nosotros en fortaleza y poder y fe en nuestro ser interior – accesibles a nosotros porque el Tres en Uno vive en nosotros.

 

Por qué preocuparnos tanto por los “loonies” y los “toonies” y los pesos, cuando “las inescrutables riquezas de Cristo” (v.8) – las inmensurables, inagotables, infinitas riquezas de Jesús y Su misma presencia con nosotros – están a nuestro alcance y nuestra disposición si solamente oramos y las pedimos!

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