2 Tesalonicenses 3:16

2 Tesalonicenses 3:16

Martes, Septiembre 5 del 2017
 
PAZ.
 
Todos conocemos la palabra. Todos anhelamos su realidad: en el mundo, en nuestras ciudades y vecindarios, en nuestras casas y familias, en nuestras vidas y nuestro ser interior.
 
Más sin embargo, la paz es una de las cosas más difÍciles de encontrar.
 
Primero, porque no entendemos su verdadero significado. Segundo, porque normalmente buscamos en todos los lugares equivocados para poder conseguirla. Y tercero, porque una vez que la tengamos, es un reto enorme mantenerla.
 
La paz no es solamente la ausencia de guerra o violencia, de conflicto o hostilidad. Esa es, sin duda, una de las definiciones de la paz. Pero la verdadera paz es mucho más. La verdadera paz tiene que ver con ser entero y completo. La verdadera paz significa bienestar y aun prosperidad. Es el estado de ser lleno, pleno, maduro e íntegro. Incluye la ausencia de pensamientos inquietantes y emociones opresoras en la parte más íntima del ser humano. Incluye armonía y tranquilidad en nuestras relaciones personales. La verdadera paz tiene que empezar primero en la mente y en el corazón de cada individuo, y luego fluir hacia afuera a todas nuestras relaciones e interacciones humanas en unidad y hermandad.
 
El problema es que, aunque la anhelemos con todo nuestro corazón, y aunque la busquemos con todas nuestras fuerzas, casi siempre la buscamos en todos los lugares equivocados: en relaciones humanas malsanas e inestables; en acumular más dinero y más posesiones, o en alcanzar más poder y más fama; en el alcohol, en las drogas o en el sexo, o en cualquier otro vicio que pretende proveer la paz; aun la buscamos en diferentes prácticas y disciplinas espirituales que prometen mucho pero no cumplen con nada. Siempre esperando que uno de estos nos llenará la vida con la paz que tanto anhelamos.
 
Pero solo hay un lugar, solo hay una Persona, en la cual se puede hallar y mantener la verdadera paz. Y esa Persona es Jesucristo, el "Señor de paz".
 
Al estar surfeando en la web hace unos días, buscando referencias de "Señor de paz", descubrí que el Dr. Martin Lloyd-Jones una vez predicó un sermón titulado "Señor de Paz". Damascus Road y Tom Frye, y Gwyneth Walker han escrito canciones tituladas "Señor de Paz" y "Canciones al Señor de Paz". "Señor de Paz / Adon HaShalom" es un libro de oraciones por la paz según la tradición judía, cristiana y musulmana. Hay una iglesia en Corpus Christi, Texas, EEUU llamada "The Lord is Peace Church". Y hay un "Centro de Aprendizaje el Señor es Paz" en las Filipinas.
 
En el Nuevo Testamento, hay solamente una ocurrencia del título "Señor de paz". Y ese título es dado a Cristo Jesús en 2 Tesalonicenses 3:16.
 
"Que el Señor de paz les conceda su paz
siempre y en todas las circunstancias.
El Señor sea con todos ustedes."
 
Entonces, ¿por qué este título para Jesús, el "Señor de paz", es tan significativo? ¿Por qué se predica acerca de El? ¿Por qué se canta y se escribe acerca de El? ¿Por qué "Señor de paz" se usa para nombrar una iglesia, y un colegio?
 
En Isaias 9:6, Jesús es llamado el "Príncipe de Paz": "Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado... y se llamará su nombre... Príncipe de Paz."
 

En Hebreos 7:1-3, a El lo llaman el "Rey de paz": "Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo... cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre."

 

Pero solo en 2 Tesalonicenses 3:16 se llama a Jesús el "Señor de paz". Porque, como Señor de Señores (Apoc. 17:14), El es quien crea la paz y la sostiene en el alma del creyente y en todo el universo. El es quien da la paz como regalo a los que Lo buscan, y a los que creen en El.

 
MacLaren's Expositions of Holy Scripture dice acerca de este versículo bíblico en particular: "Todos los hombres en todo lo que hacen buscan el descanso del espíritu, y solo en ese descanso hay bendición... Profundamente arraigado en cada corazón humano... está este clamor por descanso y paz. Asegurémonos que no interpretemos mal el significado de este anhelo, o que no nos imaginemos que se pueda encontrar en lo deshonorable, en lo egoista, en los caminos del mundo... "Paz" no es apatía... no es indiferencia... no es ensimismamiento... Mira la vida del "Señor de Paz". En El había emociones humanas muy sanas. El sentía tristeza, El lloraba, El se preguntaba, El se enojaba, El sentía compasión, El amaba. Mas sin embargo todos estos sentimientos y comportamientos estaban perfectamente consecuentes con la serena calma que marcaba toda Su carrera. Por lo tanto, la paz no es una indiferencia sin emociones, ni se encuentra en evitar deberes dificiles, ni en esquivar con cobardía los sacrificios y los dolores y las luchas... ¿Por qué la edad adulta de Cristo fue tan perfectamente tranquila? El secreto está en esto. Fue una edad adulta que se vivió en una comunión ininterrumpida con el Padre. ¿Y cuál fue el secreto de esa comunión ininterrumpida con el Padre? Está en esto, en la perfecta sumisión de Su propia voluntad. La resignación es paz. La entrega de la propia voluntad es paz. La obediencia es paz. La confianza es paz. Y comunión con lo divino es paz."
 
Esta verdadera paz que da el "Señor de paz" es dada "siempre y en todas las circunstancias" - en todo tiempo, en toda manera, y en todo lugar. Es una paz para cada corazón individual, una paz entre los seres humanos, y una paz con Dios - en cada momento, en cada situación, en cada lugar.
 
Refiriéndose a la frase final de 2 Tesalonicenses 3:16, "el Señor sea con todos ustedes", sigue aclarando MacLaren's Espositions of Holy Scripture: "No puedes separar las dádivas de Cristo de Cristo mismo. La única manera de recibir cualquier cosa que El da, es recibirlo a El. Es Su presencia que lo hace todo... Si mi corazón está entrelazado con El, participará de la estabilidad y de la calma del gran corazón sobre el cual descansa. El secreto de la tranquilidad es la presencia de Cristo."
 
¿No es hermoso eso? Léelo otra vez. Empapa tu mente y tu corazón y tu espíritu en la bella realidad de esas palabras.
 
Y luego, pide al "Señor de paz" que te de Su paz.
 
Porque El dijo:
 
"La paz les dejo;
mi paz les doy.
Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo.
No se angustien ni se acobarden."
(Juan 14:27)
 
Y de nuevo dijo:
 
"Yo les he dicho estas cosas
para que en mí hallen paz.
En este mundo afrontarán aflicciones,
pero ¡anímense!
Yo he vencido al mundo."
(Juan 16:33)
 

En medio de todas las aflicciones, las angustias y los temores que este mundo amontona sobre nosotros en cada momento de cada dia, deja que el Vencedor de este mundo te de Su paz. Porque Su paz sobrepasa todo entendimiento, y puede guardar tu corazón y tus pensamientos en Cristo Jesús. (Filipenses 4:7)

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