Y Dios Separo

Y Dios Separo

 

Miercoles, febrero 28 del 2018 

 

Él lo ha estado haciendo desde el principio. 

 

Las primeras palabras de la Biblia dicen:  

 

"En el principio, Dios..." 

(Génesis 1:1) 

 

Para Dios no hay principio, porque Él es eterno. Él no tiene principio y no tiene fin. Simplemente, siempre ha sido y siempre será.  

 

Entonces, cuando el "principio" principió, es decir el principio de todas las cosas creadas, Él, el único Ser no-creado, ya estaba allí. De hecho, Él mismo era el Creador de todas esas cosas creadas en el principio. 

 

"En el principio, Dios creó los cielos y la tierra." 

(v.1) 

 

Al principio, la tierra no tenía forma y estaba vacía y cubierta de oscuridad. Allí, el Espíritu de Dios se movía mientras esperaba ser citado para el acto de la creación. (v.2) 

 

"Entonces Dios dijo: "Que haya luz"; y hubo luz." 

(v.3) 

 

Así no más: Dios habló, y fue así. 

 

"Y Dios vio que la luz era buena. 

Luego separó la luz de la oscuridad." 

(v.4) 

 

Evidentemente, la oscuridad que había cubierto la tierra antes no era buena. Entonces, Dios creó la luz, y vio que, a diferencia de la oscuridad, la luz sí era buena. Y luego separó la luz de la oscuridad – lo bueno de lo no bueno. 

 

Porque, "Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en Él." (1 Juan 1:5) Dios es luz y Dios es el perfecto bien – toda oscuridad y toda maldad son completamente aparte de Él. 

 

Una vez Jesús dijo de Sí mismo: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida." (Juan 8:12) Jesús es luz, entonces la oscuridad es la ausencia de Jesús.  

 

Como dije, Él lo ha estado haciendo desde el principio. Es decir, Dios ha estado separando la luz de la oscuridad, separando lo bueno de lo no bueno. Dejando claro que las dos no pueden coexistir – que siempre son separadas, siempre desglosadas y divididas. Dejando claro que no hay punto medio, donde la oscuridad y la luz, y donde el bien y el mal, pueden mezclarse y fusionarse.  

 

Una vez, Jesús contó una parábola de Dios separando el trigo de la cizaña en la siega – como Él recogerá primero la cizaña, atándola en manojos para quemarla, y luego recogerá el trigo en Su granero. Es decir, los hijos del malo y los que hacen iniquidad serán recogidos del reino de Dios y echados en el horno de fuego – entonces los hijos del reino y los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. (Mateo 13:24-30,26-43) 

 

Jesús también habló de Dios separando la gente de todas las naciones del mundo como un pastor separa las ovejas de los cabritos. Es decir, las ovejas, bendecidas por el Padre, serán llevadas a su heredad de vida eterna; y los cabritos, los que son malditos, serán llevados al castigo eterno. (Mateo 25:31-46) 

 

Desde el principio, Dios ha estado separando las cosas que son luz y buenas de las cosas que son oscuridad y no buenas. 

 

Y me manda hacer lo mismo. 

 

Me manda amar y temer al Señor, y aborrecer el mal; me manda vivir en justicia, y no pecar. Porque Él es perfectamente santo, y El mismo aborrece el camino malo y perverso. (Salmo 97:10; Proverbios 8:13) 

 

Me manda entrar por la puerta estrecha y andar por el camino angosto de la vida, y no escoger la puerta ancha ni el camino espacioso. Porque la segunda lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Pero la primera lleva a la vida, aunque pocos son los que la hallan. (Mateo 7:13) 

 

Me manda amar y no odiar; bendecir y no maldecir – a todos, incluyendo a mis enemigos. (Mateo 5:44) 

 

De hecho, el profeta Isaías escribió: "¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!" (5:20) 

 

"En el principio, Dios... separó la luz de la oscuridad." 

 

Que nosotros también, como Él nos lo ha mandado, nos aseguremos de siempre separar las cosas de luz de las cosas de la oscuridad, de siempre desglosar y dividir lo bueno de lo malo, en nuestras vidas. 

 

Interesantemente, tan central y tan significativa es esta obra de Dios en particular en la historia bíblica de la Creación, que en los comienzos del siglo 16 uno de los nueve frescos o murales en el cielo raso de la Capilla Sixtina en la Ciudad Vaticana pintados por el famoso Miguel Ángel fue titulado "Separazione della luce dalle tenebre."

 

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