Agarrado Por Dios
Martes, Mayo 1 del 2018
Me acuerdo de esos días hace tantos años ya, cuando nuestro hijo Andrew todavia era pequeño.
Si íbamos a cruzar una calle - o si estábamos parados en algun lugar muy alto y pendiente - o simplemente si Andrew necesitaba sentirse seguro...
Yo tomaba la manito chiquita de él en la mía, la agarraba duro y fuerte, le decía que hiciera lo mismo - y nos sentábamos o parábamos o cruzábamos de forma segura, y juntos.
Pero, aun que nuestro chiquito me agarraba con todas sus fuerzas, yo nunca dependía de su apretón. Siempre fue la mano fuerte mia agarrando la de él que lo mantenía a salvo y seguro.
Me acordé de esos tiempos lejanos hace unos dias, cuando una vez más estaba leyendo Isaias 41 - y cuando trataba de hacerme una imagen de los versiculos 10 y 13 juntos...
“No temas, porque yo estoy contigo;
no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo;
siempre te ayudaré,
siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia …
Porque yo Jehová soy tu Dios,
quien te sostiene de tu mano derecha,
y te dice:
No temas, yo te ayudo.”
(Isaías 41:10,13)
La imagen de arriba es la que vi...
Y los pensamientos abajo son los que reflexioné...
Me fascinan estos dos versículos de Isaías 41 – y me fascina leerlos juntos: dos veces Dios nos dice que no temamos, sea la situación en la cual nos encontremos que sea, simplemente porque Él es Jehová nuestro Dios y Él está con nosotros – dos veces nos promete que Él nos ayudará, siempre – y nos asegura que nos esforzará, y por tanto no debemos desmayar.
Pero más que todo, me fascinan estos dos versículos por la imagen que sugieren: “… siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia … Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha …” Imagínalo: la diestra, la mano derecha, de Dios agarrada de tu mano derecha, sustentándote, siempre. La diestra de Dios es una mano de justicia y de rectitud, y por eso te puede sostener y defender. La diestra de Dios es una mano que agarra la tuya para nunca soltarte. Esta imagen evoca una sensación de poder, de seguridad, de confianza y de descanso – con la mano poderosa de Dios aferrada a la tuya, no hay que temerle a nada ni a nadie. “… Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Salmo 27:1b)
Amigo: la próxima vez que te encuentres “entre la espada y la pared”, como se dice coloquialmente, recuerda esta imagen – recuerda con fe que Dios no te ha dejado solo – recuerda con convicción que la mano derecha de Dios se ha asido de la mano derecha tuya, y que nunca te dejará, nunca te abandonará, nunca te soltará. Puedes contar con Su diestra de justicia, siempre.