El Fruto de la Afliccion

El Fruto de la Afliccion

Lunes, 15 de abril de 2019

 

Al acercarse la Semana Santa, estoy pensando en Isaías 53: el pasaje bíblico que habla de Jesucristo como “El Siervo Sufriente” – un pasaje bíblico que fue profetizado y escrito unos 700 años antes de que el Hijo de Dios viniera a la tierra, viviera y sufriera, muriera y resucitara victoriosamente…

 

Y me acuerdo de algo que leí acerca de “las perlas” hace un tiempo…

 

Y mi mente y mi corazón hacen una conexión…

 

 

LAS PERLAS

 

Miguelon de Sevilla

 

“¡Qué hermosas son las perlas!

 

Aún así debemos saber que son producto del dolor. Toda perla es la consecuencia de una ostra que ha sido herida por un grano de arena que ha entrado en su interior. Una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas.

 

En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia llamada “nácar” y cuando un grano de arena penetra en la ostra, ésta lo recubre con capas de nácar para protegerse. Como resultado, se va formando una hermosa y brillante perla.

 

¿Te has sentido herido por las palabras, o actitudes de alguien?

¿Has sido acusado de decir cosas que nunca has dicho?

¿Han sido tus ideas rechazadas o ridiculizadas?

¿Te han culpado de haber hecho algo que jamás hiciste?

¿Tu actitud frente a ciertas situaciones, se malinterpreta?

¿Has sufrido alguna vez los golpes de la indiferencia?

¿Te han herido precisamente aquellas personas que menos esperabas?

¿No te valoran como realmente lo mereces?

 

Entonces, perdona y haz de tu herida una perla. Cubre tus heridas con varias capas de amor, recuerda que cuanto más cubierta esté tu herida, menos dolor sentirás. Por el contrario, si no la cubres de amor, esa herida permanecerá abierta, te dolerá más y más cada día, se infectará con el resentimiento y la amargura y peor aún, nunca cicatrizará.

 

En nuestra sociedad, podemos ver muchas "ostras vacías" no porque no hayan sido heridas, sino porque no supieron perdonar, comprender y transformar el dolor en una perla.

 

Una perla es … una herida sanada por el amor."

 

Esta historia me hizo recordar lo que dijo el profeta Isaías acerca de Jesucristo, unos 700 años antes de Su nacimiento, Su vida y Su muerte. Jesús era “despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto… herido de Dios y abatido… angustiado él, y afligido… Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho…” (53:3,4,7,10,11). Primero las heridas, primero el quebranto, primero el dolor – y luego “el fruto de la aflicción de su alma”: un linaje de muchos que se salvan por su muerte expiatoria, vida eterna para todos los que en El creen, y la voluntad de Su Padre prosperada en El.   

 

Así como una ostra que, “afligida” en su “alma”, llega a ver en su interior una hermosa perla, el “fruto” de su “aflicción”, y queda “satisfecha”.

 

Entonces hoy, recordemos y demos gracias a Dios por “Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.” (Hebreos 12:2) Primero soportó el dolor y la vergüenza de la cruz – luego fue dado Su lugar de honor a la derecha del trono de Dios. Primero vino la “aflicción” – luego vino el “fruto”. Primero Su aflicción – luego nosotros, el fruto.

 

Y hoy, que tú y yo también – cuando entren los “granos de arena” en nuestro corazón y nos hieran, y nos quebranten, y nos causen dolor – podamos permitir que el perdón y el amor de Dios cubran nuestras heridas, las sanen y hagan de cada una de ellas una hermosa perla. Y así, nosotros también podremos ver “el fruto de la aflicción de nuestra alma” – todo un collar de bellísimas perlas – y quedar “satisfechos”. 

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