Las Aves Conocen El Secreto

Las Aves Conocen El Secreto

Martes, Agosto 6 del 2019

 

 

¿Una vez has visto un ave durmiendo en una rama de un árbol o en un cable de teléfono, sin caerse?

 

¿Cómo lo hace? Me pregunto...

 

Si tu o yo intentáramos dormirnos así, en algo pequeño y angosto, sin duda nos caeríamos.

 

Bueno, he aprendido el secreto. El secreto está en los tendones de las patas del pájaro. Cuando un pájaro aterriza en una rama, las “rodillas” (anatómicamente, los tobillos) automáticamente se doblan, y esa acción hace que el tendon de Aquiles se estira. Cuando el tendon se estira, éste hala los dedos de las patas y los enrosca en la rama. No hay esfuerzo muscular involucrado en sostenerse en la rama - es automático. Mientras las “rodillas” se mantengan dobladas, el tendon y los dedos están bloqueados y asegurados. Las patas del ave no se sueltan de la rama hasta que ésta no desdoble las “rodillas” para volar. Cuando el ave sí despega, las patas se enderezan, el tendon se relaja, y los dedos sueltan la rama.

 

Entonces... el secreto del ave es éste: mantener las “rodillas” dobladas es lo que le da la fuerza a las aves para asirse a cualquier cosa y no caerse.

 

¿No es una maravilla? Es un diseño increíble que Dios ideó para los pájaros.

 

¡Y qué lección de vida nos da a nosotros los seres humanos esta verdad!

 

Cuando la vida alrededor nuestra quiere romperse y dejarnos caer, cuando estamos tan agotados y nuestra alma necesita descansar y “dormir”, nuestra mayor estabilidad y nuestra mayor seguridad vienen de unas rodillas dobladas en oración. Así, nos podremos asir y agarrar firmemente de la “rama” de Jesús –  ¡y El nunca nos dejará caer!

 

“Saldrá una vara del tronco de Isaí,

y un vástago retoñará de sus raíces.”

 

Ese vástago, esa “rama”, es Jesucristo.

El es una rama de sabiduría y de inteligencia,

de consejo y de poder,

de justicia y de fidelidad.

(Isaías 11:1,2,5)

 

“El Señor afirma los pasos del hombre
    cuando le agrada su modo de vivir;
podrá tropezar, pero no caerá,
    porque el Señor lo sostiene de la mano.”

(Salmo 37:23-24)

 

Estamos sostenidos y afirmados cuando agradamos a,

y cuando nos agarramos de la mano de,

el Señor Jesucristo.

 

Recuerda las aves: cuando sus “rodillas” estén dobladas, sus pies están firmemente agarrados de las ramas de los arboles.

 

Y recuerda, así es contigo y conmigo también: cuando nuestras rodillas estén dobladas en oración, nosotros también estaremos seguros y firmes en Jesús.

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