El Reino de la Gracia - Philip Yancey
Martes, Agosto 13 del 2019
A veces abrimos la bandeja de entrada de nuestro correo electrónico, vemos un mensaje que parece interesante, lo abrimos, lo leemos – y las palabras nos llegan como una espada en el corazón, ¿no es así?
El autor de la carta bíblica a los Hebreos lo escribió así: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” (4:12)
Dios mismo conoce y habla de la exactitud y del poder de Sus palabras: “¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?” (Jeremías 23:29)
Entonces… esta mañana abrí la bandeja de entrada de mi correo, vi un mensaje interesante de Devotionals Daily, lo abrí, lo leí – y sentí como si me hubiese entrado una espada al corazón.
La lectura era de un libro ya más antiguo de Philip Yancey titulado Gracia Divina Vs Condena Humana – un extracto llamado “La Nueva Matemática de la Gracia”.
En el reino de la gracia,
la palabra merecer ni aplica.
- Philip Yancey
Después de recontar 4 distintas historias del Nuevo Testamento acerca de las “atroces matemáticas del evangelio”…
- La Parábola de los Obreros de la Viña, de Mateo (20:1-16)
- La Parábola de la Ofrenda de la Viuda, de Marcos (12:41-44)
- La Parábola de la Oveja Perdida, de Lucas (15:1-7)
- La Historia de María Ungiendo a Jesús en Betania, de Juan (12:1-8)
… Yancey escribe:
“Dios reparte regalos, no salarios. A ninguno de nosotros se nos paga según el merito, porque ninguno de nosotros llega a satisfacer ni un poco los requisitos de Dios para una vida perfecta. Si fuésemos pagados basados en la justicia, todos llegaríamos al infierno…
La gracia no se puede reducir a principios contables generalmente aceptados. En el reino de la no-gracia, algunos obreros merecen más que otros. En el reino de la gracia, la palabra merecer ni aplica…
Jesus… nos llama a salir completamente de nuestro mundo ojo por ojo de la no-gracia y a entrar en el reino de Dios de la infinita gracia.”
Dios a mi me galardona con gracia inmerecida – con perdón inmerecido – con vida, abundante y eterna, inmerecida.
¿Cómo no voy a extender esa misma gracia – ese mismo perdón – esa misma oportunidad de vivir en abundancia y eternamente, a otros?
“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;
y esto no de vosotros, pues es don de Dios.”
(Efesios 2:8)
La gracia: una gracia que me ha salvado – que no depende de mi – completamente inmerecida – un don de Dios para mi.
“siendo justificados gratuitamente por su gracia,
mediante la redención que es en Cristo Jesús.”
(Romanos 3:24)
La gracia: absolutamente gratuita – que justifica a todos – por la redención de Jesús en la cruz.
“[Dios] nos salvó y llamó con llamamiento santo,
no conforme a nuestras obras,
sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús
antes de los tiempos de los siglos.”
(2 Timoteo 1:9)
La gracia: que nos ha salvado y que nos llama a vivir en santidad – no por nada que nosotros mismos hayamos hecho para merecerla – simplemente dada gratuitamente en Jesús.
Dios me invita – todos los días y para siempre – a entrar y morar en Su infinita e inmerecida gracia.
¿Cómo no voy a permitir y dar a otros la misma oportunidad?
La Palabra de Dios: un fuego en mi alma – un martillo que quebranta su dureza de piedra – una espada viva de dos filos que penetra y parte y discierne lo más profundo de mi corazón.
Desafiándome a recibir una gracia inmerecida – desafiándome a extender una gracia inmerecida.
Hoy. Todos los días. A todos.
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