Podria Ser?

Podria Ser?

Martes, Octubre 15 del 2019

 

 

Ese dia en particular hace muchos meses ya, yo fui porque quería estar allá.

 

Pero una vez estando allá, me sentí completamente fuera de lugar.

 

Era un lugar que siempre había sido un “hogar”, un “refugio”, una “familia” para mí. Pero esa tarde lo sentí como el lugar más triste y más vacío en todo el mundo.

 

Una iglesia.

 

Siempre me ha gustado alabar a Dios. Siempre me ha gustado orar. Siempre me ha gustado estar sentada escuchando a Dios hablarme a través de Su Palabra predicada.

 

Siempre he amado ir a y estar en la iglesia.

 

Pero ese día, en una nueva iglesia en una nueva ciudad, nada me habló - nada me conmovió - nada alcanzó el corazón todavía sangrando y doliendo dentro de mí. En un lugar donde siempre había encontrado paz y gozo, ese día solo sentí un vacío lleno de tristeza.

 

Nada me habló ese día en la iglesia, excepto una sola frase de una sola canción de adoración que se cantó al final del culto.

 

“Mi vergüenza perdió el valor; el río de Tu amor lavó mi interior.”

 

Esa frase, en medio de una hora y medio de no haber recibido ni sentido nada, me pareció como un cuchillo atravesando mi corazón adolorido.

 

“Mi vergüenza perdió el valor; el río de Tu amor lavó mi interior.”

 

“Mi vergüenza perdió el valor.”

 

¿Mi vergüenza perdió el valor? ¿De verdad? ¿Eso era posible?

 

¿Era posible que, lo que ese día en particular todavía se sentía que si no literalmente al menos emocionalmente me podría matar y ser mi final - es decir, la montaña de vergüenza y desgracia y deshonra que fueron puestas sin misericordia y sin justicia sobre mi  - era posible que eso un día ya no tendría valor? ¿Que un día perdería por completo su significado tan abrumador en mi vida y de ahí, su poder para destruirme?

 

¿Podría ser que mi desgracia, en ese día todavía una herida tan abierta y cruda y sangrienta en lo más íntimo de mi alma, de verdad un día podría perder toda su importancia y su poder para devastar y extinguir mi vida?

 

“El río de Tu amor lavó mi interior.”

 

¿Podría ser que, si yo me paraba al frente de la Cruz de Jesucristo por suficiente tiempo, y si yo podría ver el río de Su amor vertido sobre mí, que todo mi dolor y toda mi vergüenza de verdad podrían ser lavados por completos de mi interior? Que el diluvio de Su eterno amor por mi - ese amor que sobrepasa todo entendimiento, ese amor tan infinitamente ancho y largo y alto y profundo, ese amor del cual nada ni nadie ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra jamás me podrían separar - que ese río caudaloso del amor de Cristo podría lavar y limpiar mi ser interior de toda su angustia y toda su deshonra? Y un día podría otra vez encontrar y ser llenada de paz y gozo?

 

¿Podría ser?

 

Quizás sí.

 

Tendría que creerlo por fe. Declararlo como si estuviese convencida de que era verdad. 

 

Entonces, ese día en esa iglesia, al principio con mucha timidez y temor y temblor, pero luego con cada vez más valentía y fuerza, canté las palabras de la canción ese día. Y poco a poco, lentamente y más y más confiadamente, empecé a saber en lo profundo de mi corazón que esas palabras ciertamente eran verdad para mi vida.

 

“Hoy frente a la Cruz

Veo el color de Tu amor.

Mi vergüenza perdió el valor,

El río de Tu amor lavó mi interior.

En la Cruz, mi pasado fue borrado;

En la Cruz, mi pecado perdonado.

Dijiste allí: Todo es consumado.

Tu perdón marcó nuestra unión."

 

(Veo al Hijo del Hombre - 

Iglesia El Lugar de Su Presencia)

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