En Todo

En Todo

Martes, Enero 28 del 2020

 

ANTE TODO. SOBRE TODO. PARA TODO. Desde el principio del año hemos reflexionado en estas tres frases. Hoy, quiero concluir esta serie de los TODOs.

 

ANTE TODO = “Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.” (Proverbios 4:7) Amig@: ¿lo has hecho? ¿ANTE TODO has pedido y adquirido la sabiduría de Dios para este año?

 

SOBRE TODO = “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.”   (Proverbios 4:23) ¿Lo estás haciendo? ¿SOBRE TODO estás cuidando y guardando tu corazón para que te traiga vida y no muerte?

 

PARA TODO = “Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.” (1 Timoteo 4:7b-8) ¿Cómo vas con el ejercicio en estos días - más que todo, el ejercicio para la piedad que PARA TODO aprovecha?

 

Quizás este ultimo TODO – EN TODO – nos ayudará a cumplir con los otros TODOs que muchas veces nos cuestan tanto…

 

 

“Dad gracias EN TODO,

porque esta es la voluntad de Dios

para con vosotros

en Cristo Jesús.”

(1 Tesalonicenses 5:18)

 

Por muchos años luché con este versículo bíblico. No me gustaba. Me rebelaba contra él. ¿Cómo así, dar gracias en todo? ¿Cómo este mandamiento podría ser la voluntad de Dios para mi? Había muchas cosas en mi vida, y en el mundo, por las cuales simplemente no podía, ni quería, ni me parecía que debería, dar gracias? ¿Dar gracias por la enfermedad o la muerte de un ser querido? ¿Dar gracias por unas relaciones rotas? ¿Dar gracias por el dolor y el sufrimiento? ¿Dar gracias por las guerras, las catástrofes naturales, las sequias y las hambrunas mundiales? ¿Dar gracias por la maldad en el corazón del ser humano que tanta, pero tanta, destrucción ha causado en la tierra?

 

Pero allí estaba mi error. Había leído mal el texto. Había cambiado una pequeña, supuestamente insignificante, palabrita del versículo. Y ese cambio descuidado me confundió y hasta me enojó por años. Porque un día descubrí que el apóstol Pablo no escribió, y no quiso escribir, “Dad gracias POR todo” – sino que dijo y quiso decir “Dad gracias EN todo”. Y allí, en ese pequeño cambio de POR a EN radica un mundo de diferencia.

 

Porque es verdad como yo siempre lo pensaba y sentía: ¿cómo uno debería “dar gracias POR todo” el mal en nuestras vidas y en este mundo? ¡Imposible! Pero “dar gracias EN todo”: eso es otra cosa completamente. Porque la palabra “por” mira las circunstancias en sí, y solo las circunstancias: el dolor, la enfermedad, la escasez, la muerte – ¿y quién va a “dar gracias POR ellos”? Pero la palabra “en” no ignora ni niega toda la maldad en nuestras vidas y en esta tierra – pero sí nos hace mirar más allá de ella, hacia un Dios que está por encima de todo y de todos. Un Dios soberano y todopoderoso, quien está en completo control de toda la creación. Un Dios omnisciente que todo lo sabe, y cuyos pensamientos y caminos son más altos y más profundos que los nuestros. Un Dios bueno, cuyo corazón es amor santo y perfecto, y quien nos ama con un amor eterno.

 

Enfocados no en las circunstancias difíciles, ni en las situaciones malas e injustas y tristes alrededor nuestro, sino en el Dios que mora y obra por encima de ellas – así sí podemos “dar gracias EN todo”. Porque tenemos un Dios que, si Lo amamos a Él, puede encaminar todo el mal pensado en contra nuestra para bien (Génesis 50:20 y Romanos 8:28). Porque tenemos un Dios que tiene pensamientos y planes de bienestar y no de calamidad para con nosotros, para darnos un futuro y una esperanza (Jeremías 20:11).

 

No se nos ha pedido “dar gracias POR todo” lo que nos pasa o lo que vemos suceder en el mundo. Pero sí se nos ha mandado “dar gracias EN todo”: dar gracias EN la pérdida y EN la tristeza, porque Dios está con nosotros y su vara y su cayado nos infunden aliento (Salmo 23:4); dar gracias EN la escasez, la hambruna y la sed, porque Dios sabe lo que necesitamos y ha prometido sostenernos siempre (Mateo 6:25-33); dar gracias EN tantas situaciones difíciles y dolorosas que nos llegan, porque Dios está formando su carácter y su semejanza en nosotros, y está forjando en nosotros una fe a prueba de fuego y más preciosa que el oro (1 Pedro 1:6,7).

 

Amig@: ANTE TODO, adquiere sabiduría – SOBRE TODO, guarda tu corazón – PARA TODO, ejercítate en la piedad – y EN TODO, da gracias a Dios. Obedeciendo y cumpliendo con estos TODOs serás una persona bienaventurada y contenta, y TODO lo que haces prosperará. ¿Y quién no quiere TODO esto para su vida? 

+ REFLEXIONES PARA LEER