Cargando Paraliticos
Jueves, Abril 25 del 2012
Esta mañana, en la reunión semanal del Equipo Pastoral de nuestra iglesia, reflexionamos sobre la historia bíblica de un paralitico que fue perdonado y sanado por Jesús, una historia contada en Marcos 2:1-12.
Hablamos de unos cuatro hombres de Capernaum que habían escuchado que Jesús de nuevo estaba en el pueblo, que seguramente conversaron entre sí, y que decidieron juntos llevar a un paralitico a Jesús para que El lo sanara.
Comentamos que …
- se necesitaban los cuatro hombres para cargar el lecho en que yacía el paralitico – ni uno, ni dos, ni tres hubiesen podido transportar el hombre solos – se requerían los cuatro para poder andar con equilibrio, cada uno llevando la carga por su lado, ninguno destacándose más por su liderazgo o su fuerza superiores
- los cuatro no estaban pensando en sí mismos – en esta instancia, solo tenían el bienestar del paralitico en su pensar y actuar
- ellos hablaban un mismo lenguaje – y ese lenguaje era que, como sea, tenían que llevar el paralitico a Jesús
- actuaron con determinación y osadía – enfrentaron los obstáculos con creatividad – asumieron los retos con valentía – todo sin claudicar, sin rendirse en derrota, hasta lograr el objetivo
- el único propósito de ellos era llegar a Jesús con el paralitico – y como Jesús mismo dijo, actuaron por fe, confiados y convencidos de que Él y solo Él era la persona que podría sanarlo
Amigos: ¿no es así como debe ser el trabajo en una iglesia, en una empresa, en un negocio, aun en una familia?
- todos trabajando juntos en equilibrio, cada uno llevando la responsabilidad que le corresponde, ninguno brillando más por sus dones superiores – todos queriendo sacar la entidad adelante
- todos pensando y actuando, no solo por el bien de sí mismos, sino por el bienestar de la entidad
- todos hablando un mismo lenguaje, unidos en los propósitos y proyectos de la entidad
- actuando con decisión firme, con audacia, con creatividad, con coraje – sin desmayar y sin desistir, hasta lograr las metas
- siempre recordando que los “paralíticos” que se cargan (que a veces somos nosotros mismos) no necesitan a nadie más sino a Jesús – solo Él sana y levanta – solo Él perdona y salva – solo Él hace que los “paralíticos” vuelvan transformados y restaurados a casa
Hoy por la tarde, alguien del Equipo Pastoral me contó que, efectivamente, pudo “cargar” y llevar a alguien a Jesús después de nuestra reflexión por la mañana. Llegando a la iglesia en un taxi, el chofer empezó a compartirle de su vida de “desgracia”, su bancarrota, sus intentos de mandar a asesinar su compañera y de suicidarse él. Este “paralitico”, ¡cuánto no necesita a Jesús! Y nuestro compañero del Equipo Pastoral tuvo el privilegio y el gozo de “cargarlo” y llevarlo a Sus pies, a los pies del Único que perdona y salva, que restaura y renueve, al Único que es la razón de nuestro vivir. Bien hecho, compañero – “cargaste” este “paralitico” solo, pero lo cargaste bien, y lo llevaste a la Persona correcta, al gran Yo Soy, al Señor Jesucristo. Oremos y confiemos que las palabras del CD que le regalaste de verdad resulten siendo el tonico que sus oidos y su corazon tanto necesitan y anhelan ...
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Esta mañana, en la reunión semanal del Equipo Pastoral de nuestra iglesia, reflexionamos sobre la historia bíblica de un paralitico que fue perdonado y sanado por Jesús, una historia contada en Marcos 2:1-12.
Hablamos de unos cuatro hombres de Capernaum que habían escuchado que Jesús de nuevo estaba en el pueblo, que seguramente conversaron entre sí, y que decidieron juntos llevar a un paralitico a Jesús para que El lo sanara.
Comentamos que …
- se necesitaban los cuatro hombres para cargar el lecho en que yacía el paralitico – ni uno, ni dos, ni tres hubiesen podido transportar el hombre solos – se requerían los cuatro para poder andar con equilibrio, cada uno llevando la carga por su lado, ninguno destacándose más por su liderazgo o su fuerza superiores
- los cuatro no estaban pensando en sí mismos – en esta instancia, solo tenían el bienestar del paralitico en su pensar y actuar
- ellos hablaban un mismo lenguaje – y ese lenguaje era que, como sea, tenían que llevar el paralitico a Jesús
- actuaron con determinación y osadía – enfrentaron los obstáculos con creatividad – asumieron los retos con valentía – todo sin claudicar, sin rendirse en derrota, hasta lograr el objetivo
- el único propósito de ellos era llegar a Jesús con el paralitico – y como Jesús mismo dijo, actuaron por fe, confiados y convencidos de que Él y solo Él era la persona que podría sanarlo
Amigos: ¿no es así como debe ser el trabajo en una iglesia, en una empresa, en un negocio, aun en una familia?
- todos trabajando juntos en equilibrio, cada uno llevando la responsabilidad que le corresponde, ninguno brillando más por sus dones superiores – todos queriendo sacar la entidad adelante
- todos pensando y actuando, no solo por el bien de sí mismos, sino por el bienestar de la entidad
- todos hablando un mismo lenguaje, unidos en los propósitos y proyectos de la entidad
- actuando con decisión firme, con audacia, con creatividad, con coraje – sin desmayar y sin desistir, hasta lograr las metas
- siempre recordando que los “paralíticos” que se cargan (que a veces somos nosotros mismos) no necesitan a nadie más sino a Jesús – solo Él sana y levanta – solo Él perdona y salva – solo Él hace que los “paralíticos” vuelvan transformados y restaurados a casa
Hoy por la tarde, alguien del Equipo Pastoral me contó que, efectivamente, pudo “cargar” y llevar a alguien a Jesús después de nuestra reflexión por la mañana. Llegando a la iglesia en un taxi, el chofer empezó a compartirle de su vida de “desgracia”, su bancarrota, sus intentos de mandar a asesinar su compañera y de suicidarse él. Este “paralitico”, ¡cuánto no necesita a Jesús! Y nuestro compañero del Equipo Pastoral tuvo el privilegio y el gozo de “cargarlo” y llevarlo a Sus pies, a los pies del Único que perdona y salva, que restaura y renueve, al Único que es la razón de nuestro vivir. Bien hecho, compañero – “cargaste” este “paralitico” solo, pero lo cargaste bien, y lo llevaste a la Persona correcta, al gran Yo Soy, al Señor Jesucristo. Oremos y confiemos que las palabras del CD que le regalaste de verdad resulten siendo el tonico que sus oidos y su corazon tanto necesitan y anhelan ...