De Todo Linaje y Lengua y Pueblo y Nacion

De Todo Linaje y Lengua y Pueblo y Nacion

Sábado, abril 28 del 2012

“Solo tenemos una raza – la raza humana”.

No importa el color de nuestra piel, de nuestro pelo, de nuestros ojos – no importa el idioma que hablamos, la religión que profesamos, las costumbres que practicamos. Todos vemos y oímos y sentimos igual – sentimos felicidad y tristeza, esperanza y desesperación, confianza y cautela, orgullo y vergüenza. Las causas de nuestros sentimientos pueden variar, pero las emociones en sí son idénticas. Todos necesitamos un toque, una caricia, un abrazo.  Todos necesitamos ser aceptados, apreciados y estimados – todos anhelamos amar y ser amados.

Y eso también nos dice nuestro Creador y Salvador, el Señor Jesucristo en Juan 3:16. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” La invitación a la vida eterna es para todos, porque el amor y el regalo del Hijo de Dios son para el mundo entero.

Ahora, aquí en la tierra, se nos exhorta: “Alabad a Jehová, naciones todas; pueblos todos, alabadle. Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya.” (Salmo 117:1,2)

Un día, todo ser creado reconocerá a este Hijo, a Jesucristo, como Señor, como lo dice Filipenses 2:9-11= “Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra: y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de dios Padre.”

Y, mirando al futuro, al final de los tiempos, según una visión del apóstol Juan de la adoración celestial: “Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado … Y vino, y tomó el libro … Y los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero … y cantaban un nuevo cantico, diciendo: ‘Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tu fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación’ … Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz, diciendo: ‘La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero.’”(Apocalipsis 5:9 y 7:9,10)

De todo linaje y lengua y pueblo y nación – gente redimida para Dios por la sangre de Jesús. Una gran multitud de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, clamando y cantando las glorias de Dios. De todos los colores, todos juntos y todos unidos. Porque: “Solo tenemos una raza - la raza humana.”
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