De Dos Palitos y Unas Ollas a La Banda

De Dos Palitos y Unas Ollas a La Banda

Martes, mayo 29 del 2012

Me recuerdo todavía unos 17 años hacia atrás: solo tenía año y medio – en la casa, aunque cualquier superficie servía para tamborilear, él prefería las ollas que hacían bastante ruido – cada vez que íbamos a caminar con él en el barrio o en un parque, recogía dos palitos y empezaba a dar golpes sobre lo que fuera. Nuestro Andrew, parece que desde nacer, ha tenido el ritmo y el amor a la batería en la sangre.

Luego, cuando tenía unos 4 o 5 años, le hicieron su primera batería en miniatura – y con ésa se puso a tocar en el grupo de alabanza de la iglesia. Una noche, pensamos que escuchábamos a alguien tocando la batería grande junto con un CD, y tocando muy bien – pero cuando miramos, no vimos a nadie – más tarde, nos dimos cuenta que sí había alguien tocando la batería, y era Andrew, pero era tan pequeño todavía que no lo habíamos visto sentado detrás de los toms y el bombo.

Han pasado muchos años. Andrew ha crecido (¡ya lo podemos ver sentado en la batería!) – sus dones y sus habilidades han crecido – su experiencia ha crecido – su deseo de usar su capacidad musical para honrar y servir a Dios ha crecido. Lleva años ya tocando batería para la alabanza de las diferentes reuniones de la iglesia – lleva años disfrutando, perfeccionando, y ofreciendo sus dones musicales al Señor y a la iglesia.

                                                            

Pero el viernes pasado vimos y vivimos algo nuevo, algo distinto, algo especial. El viernes pasado, Andrew hizo su gran debut como percusionista en una presentación de la Banda Departamental del Quindío. ¡Qué alegría! ¡Qué orgullo! ¡Qué gratitud hacia nuestro Padre celestial, quien lo ha acompañado, enseñado, guiado y fortalecido en cada paso del camino! Al verlo parado detrás del tambor, vestido de corbata y saco, tocando primero un pasodoble y después un gaita, junto con todos los demás músicos profesionales de la Banda, ¡no lo podía creer! ¡Ya no era el niñito gordito con su batería de juguete! ¿En qué momento Andrew había pasado de dos palitos y unas ollas al tambor de la Banda del Quindío?

Y me hizo pensar, con infinita gratitud, en las siguientes palabras y promesas de Dios sobre su vida:

“Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir.” (Isaías 48:17)

“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el SEÑOR—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.” (Jeremías 29:11)

“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad … para que beba mi pueblo, mi escogido. Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará. (Isaías 43:18-21)

Si ahora es en la iglesia Shalom, o si es en la Banda Departamental del Quindío – o si un día es con la Filarmónica de Nueva York (pues, ¡uno nunca sabe ïŠ!) – oro y confío que Andrew va a estar publicando las alabanzas de su Redentor y Señor a través de sus dones musicales.
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