Un Corazon en el Cielo

Un Corazon en el Cielo

Miércoles, julio 11 del 2012

El domingo pasado fue un día espectacular.

Porque “este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él.” (Salmo 118:24)

Porque el domingo es el día del Señor, un día de reposo, un día bendecido y santificado por Dios. (Éxodo 20:8-11)

Porque, en nuestra iglesia, tuvimos un tiempo de alabanza y adoración muy ministrador; y porque la Palabra de Dios a través de Andres Guillermo – “La Diferencia entre Creer en y Seguir a Jesús” – me habló directamente al corazón frente a una situación difícil que estoy viviendo.

Porque pude pasar el día con mi familia – almorzando juntos, andando juntos en el carro, disfrutando juntos el día hermoso que estaba haciendo: el cielo, un azul celeste – el sol, brillante y caluroso – las nubes, blancas y esponjosas como algodón lavado – las montañas verdes y los nevados cubiertos de nieve, perfectamente despejados y claros contra el firmamento. Ni sé cuantas fotos tomé – cada curva en la carretera ofrecía un nuevo panorama, una nueva vista para capturar a través de mi lente fotográfica.

Pero no alcance ni ver ni fotografiar lo que un amigo, descansando y mirando el firmamento, sí alcanzó observar y filmar: un corazón en el cielo. 

Dice Julian: “Esta foto es muy especial, la tome con mi celular mientras descansaba mirando el firmamento, me parecía ver el corazón de Dios lleno de amor mostrándome cuanto me ama, realmente así me sentí cuando la tome.”

Me hizo pensar en cuán grandioso y al mismo tiempo cuán detallista es nuestro Padre celestial. Puede y le agrada mover los vientos y las nubes en el firmamento para que, por unos momentos,  formen un corazón – para que uno de Sus hijos lo vea y recuerde cuan amado es por Él.

Sabemos y creemos que Dios nos ama, porque Él lo dice: “…Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.” (Jeremías 31:3) – “Ya que eres precioso a mis ojos, digno de honra, y yo te amo…” (Isaías 43:4). Y Jesús, el Hijo de Dios, nos lo dijo antes de morir en la cruz por nuestro perdón y nuestra salvación: “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” (Juan 15:13)

Sí, lo sabemos y lo creemos. Pero a veces, al menos por unos momentos, ayuda ver ese amor de una manera visible y tangible. Para mí, cada pétalo de una margarita blanca me dice que Dios me ama. Para Julian, fue una nube en forma de corazón en el cielo que le demostró cuanto Dios lo ama.

Amig@: ¿tú sabes cuánto Dios te ama a ti? ¿lo crees? ¿has podido ver y comprobar a través de Su creación cuan amado eres por Él? A veces solo se necesita estar más quieto y ser más observador de lo que tenemos a nuestro alrededor. A veces una simple flor o una pequeña nube en el cielo nos pueden demostrar el gran amor de Dios para con nosotros.
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