Soy Pastora de Ovejas

Soy Pastora de Ovejas

Viernes, julio 27 del 2012

¡Qué semana tan, pero tan difícil ha sido! Estoy cansada, estresada, preocupada, cargada, triste. Soy una pastora con un hermoso redil de ovejas – pero hoy, algunas están perdidas, otras descarriadas, otras pati-quebradas, otras lentas y necias, otras inquietas e impredecibles, otras tercas y exigentes, otras tristes y afligidas  – así como son las ovejas de verdad. Pero así, como son, las amo – mi corazón se quebranta y se angustia por ellas, y mi corazón tiene compasión de cada una de ellas en la situación que se encuentre.

Todas las ovejas necesitan un pastor quien las oriente y las guíe, quien las proteja, quien las alimente – pero ¿quién es apto para semejante tarea? Dijo el rey Salomón cuando determinó edificar casa al nombre de Jehová: “Mas, ¿quién será capaz …?” y “¿Quién, pues, soy yo …?” Frente a la inmensa labor de construir el templo de un Dios que ni los cielos ni los cielos de los cielos pueden contener, Salomón se sentía muy pequeño, demasiado insuficiente e incapaz. (2 Crónicas 2:1,6)   Y así me siento yo frente a la enorme y abrumadora tarea de pastorear las ovejas de nuestra comunidad cristiana. Hago las mismas preguntas: “Mas, ¿quién será capaz …?” y “¿Quién, pues, soy yo …?” Me siento demasiado pequeña, insuficiente e incapaz. No me siento apta para siempre orientarlas y guiarlas bien, para protegerlas y para alimentarlas como lo necesitan.

Pero – gracias a Dios – me acuerdo que, aun siendo pastora de un redil de ovejas, sigo siendo oveja yo también – y en definitiva, no soy yo, sino es Jesús quien es “el gran pastor de las ovejas” (Hebreos 13:20). Y Él es soberano – Él es omnisciente – Él es el Todopoderoso. Muchas veces yo soy como el rey Josafat de Judá quien oró cuando los amonitas y los moabitas vinieron contra él a la guerra diciendo: “Oh Dios nuestro! … no sabemos qué hacer; y a ti volvemos nuestros ojos.” (2 Crónicas 20:12) Muchas veces, no sé qué hacer;  solo puedo volver mis ojos a Dios. “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová …” (Salmo 121:1,2) Y otra vez me recuerdo que:

Solo Él “puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”. (Hebreos 7:25)

Solo Él “puede confirmaros según … la predicación de Jesucristo …” (Romanos 16:25)

Solo Él “es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría”. (Judas 1:24)

Solo Él “es poderoso para socorrer a los que son tentados”. (Hebreos 2:18)

Solo Él “es poderoso para levantar aun de entre los muertos …” (Hebreos 11:19)

Solo Él es “poderoso para hacer todo lo que había prometido”. (Romanos 4:21)

Solo Él es poderoso “para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra”. (2 Corintios 9:8)

Solo Él “es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros”. (Efesios 3:20)

Sí, Dios nos ha encargado un redil de ovejas para cuidar – y debemos ejercer nuestra labor con seriedad y responsabilidad. Pero, en últimas, es Él que hace todo: salva e intercede, confirma, guarda, socorre, levanta, provee y hace todo en abundancia. Recordando esto, puedo descansar y esperar en Él – puedo encomendar a Jehová mi camino, y confiar en Él, porque Él hará (Salmo 37:5).

Amig@ y oveja: como pastora, mi oración hoy por ti es que “ … el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre del pacto eterno, os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (Hebreos 13:20, 21)
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