El Petirrojo y el Pajarillo

El Petirrojo y el Pajarillo

Lunes, agosto 6 del 2012

Las series son muy ricas y valiosas, sean de libros o películas, sermones o reflexiones. Al ser humano le gusta poder acompañar la vida de otros, o seguir unos estudios por más de una sola vez. El sentido de continuidad y de poder ampliar la participación o el conocimiento traen satisfacción y deleite al corazón. Pero, de vez en cuando y por fuerza mayor, hay que interrumpir las series – y estas interrupciones desconciertan y desestabilizan, aunque también son ricas y valiosas.

Hoy, tengo que cortar la serie de reflexiones que empezamos sobre Isaías 35 con algo que leí esta mañana. Porque hace muchos años había leído este pequeño y sencillo poema, y me marcó la vida – la idea principal se me había quedado grabada en el corazón, pero las palabras exactas se me olvidaron. Hasta el día de hoy, cuando un amigo las publicó en Facebook.

Llamado “Overheard in an Orchard” o “Escuchado en un Huerto” y escrito por Elizabeth Cheney, el poema dice:

      

Y en español:

Dijo el petirrojo al pajarillo, “De verdad quisiera saber
Porque estos ansiosos seres humanos se afanan y se preocupan tanto.”
Dijo el pajarillo al petirrojo, “Amigo, pienso que debe ser
Que no tienen un Padre celestial que los cuida como a nosotros!”

Un poema elemental e inocente, pero con una verdad tan profunda que nos hace reaccionar. Dos pajaritos preguntándose por el constante afán y la agobiante ansiedad de los seres humanos – entre ellos llegan a la conclusión de que es así porque, en contraste con ellos, no deben tener un Padre en los cielos quien los cuida como a ellos.

Reaccionamos, porque sabemos que nos es así. Sí tenemos un Padre celestial que nos ama y quien nos cuida. Pero se nos olvida. O no lo creemos de verdad. Pero hay muchos versículos bíblicos que nos aseguran que sí es así.

Jesús les dijo a sus discípulos en Lucas 12:4-7: “Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed. ¿No se venden cinco pajarillos por dos cuartos? Con todo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. Pues aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; más valéis vosotros que muchos pajarillos.”

Aun el más sencillo y el más barato de los pajaritos, el pajarillo, sabe que ni uno de ellos es olvidado delante de Dios. ¿Por qué nos angustiamos entonces? Jesús nos asegura que aun nuestros cabellos, por muchos o pocos que sean, están contados por su Padre. Si se preocupa entonces por algo tan sencillo como nuestro pelo, ¿no se preocupará también por las demás situaciones complicadas de nuestras vidas, hasta si nos quieren matar? ¿Por qué tememos? Tú y yo valemos más para Dios que muchos pajarillos.

Y de nuevo Jesús afirma en Mateo 6:25-34 = “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?  Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.”

Jesús nos manda a no afanarnos por nuestras vidas, ni por la comida ni por el vestido. Porque la vida es más que solo eso. Nos invita a mirar las aves del cielo – no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros – Dios mismo los alimenta. Si nosotros por lo tanto valemos mucho más que ellos, ¿no podremos y deberíamos confiar de que el Padre celestial conoce nuestras necesidades y que a nosotros también nos va a cuidar y proveer?

Lo único que tenemos que hacer es lo que dice 1 Pedro 5:7 = “… echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”

Amig@: ¿estás afanado y angustiado hoy por tu vida? ¿Corres por aquí y por allá buscando como suplir tus necesidades y las necesidades de los que amas? ¿Te sientes solo en tu corre-corre, como si tu sobrevivencia y tu bienestar dependieran solo de ti?

Recuerda a nuestros amiguitos el petirrojo y el pajarillo: relajados, descansados y confiados – porque saben que Dios Padre en los cielos los guarda y los cuida. No olvida, amig@, y ten la fe y la confianza de que tú vales mucho, mucho más que ellos. Dios no te ha olvidado y no te ha dejado solo – nunca te olvidará y nunca te dejará solo. Porque “… Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.” (Deuteronomio 31:8) Pon tu confianza en Dios – si cuida a los pajaritos más sencillos, seguramente y sin duda tendrá cuidado también de ti.

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