Verdades de Reflexiones Pasadas: Su Bandera Sobre Mi Es Amor

Verdades de Reflexiones Pasadas: Su Bandera Sobre Mi Es Amor

Domingo Septiembre 25, 2022

 

Estaba durmiendo por raticos – al menos lo estaba intentando. Eran las 4:30 un sábado por la tarde, y yo estaba encerrada en mi alcoba. Las cortinas estaban cerradas, y yo estaba en oscuridad. Todo estaba callado alrededor de mi. Tenia un trapito frio y mojado en la frente. Y estaba tratando de quedarme lo más quieta posible.

Porque tenia una terrible migraña.

 

Estos días de dolor de cabeza míos son tan miserables, y son tan difíciles para yo entender y aceptar. Me parecen días tan desaprovechados. No puedo estar levantada haciendo algo, porque toda luz y todo sonido y todo movimiento solo me incrementan el dolor. No puedo estar en la cama leyendo o estudiando, porque mi cerebro duele demasiado para poder concentrarme. Y ni siquiera puedo estar orando, porque mi cabeza se siente como si una licuadora la estuviese revolviendo, y no soy capaz de poner dos pensamientos juntos. Entonces, me quedo allí acostada, un lado de mi cabeza pulsando fuertemente, sintiendo que un ojo se me va a salir, cada hueso desde mi cráneo hasta mi mandíbula doliéndome, mi estómago con náuseas – y me pregunto que “bien” podría traer semejante día a alguien. Y me siento frustrada y enojada con cada hora tan adolorida y aparentemente tan inútil que pasa.

 

En un momento dado más tarde ese sábado, a través de una apertura en la cortina, vi que estaba brillando el sol. Poco después, escuché un aguacero repentino. Entonces, a pesar de mi miseria, me levanté para mirar hacia afuera.

Y lo que vi me quitó el aliento: ¡el más hermoso, el más perfecto arco iris que jamás había visto, justo por fuera de mi balcón! El cielo estaba oscuro, estaba lloviendo durísimo, mas a través de una pequeña apertura en las nubes estaba brillando fuertemente el sol – y yo estaba bendecida con un espectacular arco iris frente a mis ojos. No estaba lejos en las montañas – no estaba en el bosque cruzando la quebrada  – estaba justo aquí, tan cerca que casi lo podía tocar: un absolutamente perfecto arco empezando en los árboles a un lado de mi casa, y terminando en los árboles al otro lado.

 

Me quedé atónita por unos momentos, sintiendo que el arco iris había sido puesto allí únicamente para mi, sintiendo que yo estaba directamente por debajo y dentro de el, cubierta y rodeada del amor y del cuidado y de la protección de Dios.

Me acordé de las palabras de Dios a Noé hace muchos siglos: que un arco iris en el cielo sería una señal para todas las siguientes generaciones de que Dios se acordaba de nunca más destruir el mundo con un diluvio.

Pero para mi, ese día, ese perfecto arco iris por encima y todo alrededor de mi me habló de los amorosos y bondadosos ojos de Dios sobre mi aun cuando yo me sentía sola y miserable en mi dolor de migraña.

“Su bandera sobre mi es el amor”, dice Cantar de los Cantares – y esa tarde sentí ese arco iris como la bandera de amor de Dios sobre mi y sobre mi vida.

 

Hay días cuando me pregunto: ¿por qué yo, como hija de Dios, tengo que pasar por este (para mi) dolor inútil? ¿por qué, cuando yo Lo quiero servir con todo mi tiempo y todas mis fuerzas, estoy en cama sin poder hacer nada en absoluto?

Sin embargo, ese arco iris tan especial ese sábado me recordó que Dios no me ama porque soy útil o porque estoy ocupada para El. Así como los innumerables y coloridos peces en los mares más profundos que nadie en el mundo sino El sabe que existen, y en los cuales solo El se deleita; así como las incontables y exquisitas flores en las montañas más altas que nadie en el mundo sino El puede ver, y que solo El disfruta – así Dios me conoce a mi, me ve a mi, y se deleita en mi, aun cuando nadie más en todo el mundo lo hace o puede hacerlo. Y solo para mi, frente a mis ojos, El pone un perfecto y hermosísimo arco iris en el cielo, porque se deleita en mi y quiere que yo me deleite en El.

Ese arco iris ese día también me recordó que El está aquí, conmigo en mi dolor y en mi frustración – y que Su mera presencia es suficiente, que Su gracia basta, que Su misericordia y Su bondad me rodean, y que con El cerca de mi soy completa.

Sigo con dolor de cabeza y sigo con mis preguntas, pero El está aquí conmigo en todo ello, y no debo de temer – puedo simplemente confiar que todo está bien y estará bien.

 

Porque Su arco iris en el cielo es una bandera de eterno amor y cuidado sobre mi.

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