LA CUARESMA 2024: Dia 33 - VIDA DE CRISTO

LA CUARESMA 2024: Dia 33 - VIDA DE CRISTO

LA CUARESMA 2024: DIA 33 – Viernes Marzo 22

 

“Nuestro Señor habló siete veces desde la cruz. Esto es lo que se llaman sus Ultimas Siete Palabras. En la Biblia se registran las palabras de otros tres personajes en el momento de morir: Israel, Moisés y Esteban. La razón de ello quizá sea la de que no se han encontrado otros personajes tan significativos y representativos como éstos. Israel fue el primero de los israelitas; Moisés, el primero de la dispensación legal; Esteban, el primer mártir cristiano. Las palabras que estos tres hombres pronunciaron al morir iniciaron un período sublime en la historia de las relaciones entre Dios y los hombres.

 

En su bondad, nuestro Señor nos legó sus pensamientos de la hora de la muerte, porque Él — más que Israel, más que Moisés, más que Esteban — era el representante de toda la humanidad. En esta hora sublime llamó a todos sus hijos junto al púlpito de la cruz, y cada una de las palabras que dijo tuvo el propósito de una eterna proclamación y un consuelo inmarcesible. Jamás hubo predicador como Cristo moribundo; nunca hubo concurrencia como la que se congrega alrededor del púlpito de la cruz; nunca hubo sermón igual al de las Ultimas Siete Palabras.

 

La Segunda Palabra:

 

El juicio final estuvo prefigurado en el Calvario; el juez se hallaba en medio, y a ambos lados las dos partes en que se dividía la humanidad: los salvos y los condenados, las ovejas y los cabritos. Cuando viniera en su gloria para juzgar a todos los hombres, la cruz estaría asimismo con Él, pero esta vez como señal de honor, no de ignominia.

 

Dos ladrones que estaban crucificados a su lado, al principio, maldecían y blasfemaban. El sufrimiento no hace mejores a los hombres necesariamente; el sufrimiento puede herir y cauterizar el alma a menos que los hombres se purifiquen al considerar su valor redentor. El sufrimiento no espiritualizado puede hacer que los hombres degeneren. El ladrón de la izquierda no fue ciertamente mejor de lo que era a causa del dolor que tuvo que sufrir en la cruz. El ladrón de la izquierda pedía que se le desclavara de su cruz. Pero el ladrón de la derecha, conmovido evidentemente por la oración sacerdotal de intercesión que oyó hacer a nuestro Señor, no pidió que se le bajara de la cruz. Reprendiendo a su compañero por sus blasfemias, le dijo: “¿Ni siquiera temes a Dios, aunque estás en la misma condenación? Y nosotros en verdad justamente; porque recibimos la pena debida a nuestros hechos; pero éste ningún mal hizo.” (Lucas 23:40) Luego, invocando la misericordia divina, pidió perdón: “Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino.” (Lucas 23:42)

 

Un hombre moribundo pedía la vida eterna a otro hombre moribundo;… un ladrón a las puertas de la muerte pedía morir como un ladrón y robar el paraíso. Uno creería que había de ser santa la primera alma comprada en el mostrador del Calvario por las rojas monedas de la redención, pero en el plan divino era un ladrón… La petición del ladrón afectaba la razón por la cual Cristo había venido a la tierra, a salvar almas, por lo cual tuvo inmediatamente esta respuesta:

 

“En verdad te digo

que hoy estarás conmigo en el paraíso.”

(Lucas 23:43)

 

 

Fue la última oración del ladrón; quizás había sido incluso la primera. Llamó una vez, buscó una vez, pidió una vez, se atrevió a todo y todo lo halló. Cuando incluso los discípulos dudaban y sólo uno de ellos estaba al pie de la cruz, el ladrón le reconocía como Salvador… Prácticamente, el cuerpo de Cristo estaba todo sujeto con clavos o torturado con el dolor producido por las llagas que le fueron inferidas por los azotes y las espinas - salvo su corazón y su lengua, y estos proclamaban el perdón aquel mismo día. Mas ¿quién puede perdonar los pecados, sino Dios? Y ¿quién puede prometer el paraíso, excepto aquel que por naturaleza goza de un paraíso eterno?”

 

(Capitulo 49, pgs. 448 – 449)

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