Mirando Hacia Abajo

Mirando Hacia Abajo

Un hombre solo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.

Algo interesante: al investigar sobre esta cita en el Internet, descubrí una polémica – aunque muchos atribuyen estas palabras al reconocido autor colombiano Gabriel Garcia Márquez, parece que el verdadero autor es Jhonny Welch, un famoso ventrílocuo mexicano quien escribió esta frase como parte de su poema "La Marioneta".

En fin, sea Gabriel Garcia Marquez o sea Jhonny Welch quien acunó esta cita – habla la verdad, y es digna de ser considerada y reflexionada.

Y aquí, para los que les interesa, el poema “La Marioneta” de Jhonny Welch. Vale la pena leerlo ...

 

 
Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo
y me regalara un trozo de vida,
posiblemente no diría todo lo que pienso pero,
en definitiva pensaría todo lo que digo.

Daría valor a las cosas,
no por lo que valen,
sino por lo que significan.

Dormiría poco y soñaría más,
entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos,
perdemos sesenta segundos de luz.

Andaría cuando los demás se detienen,
despertaría cuando los demás duermen,
escucharía mientras los demás hablan,
y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate...

Si Dios me obsequiara un trozo de vida,
vestiría sencillo,
me tiraría de bruces al sol,
dejando al descubierto no solamente mi cuerpo sino mi alma.

Dios mío, si yo tuviera un corazón...

Escribiría mi odio sobre el hielo,
y esperaría a que saliera el sol.
Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti,
y una canción de Serrat sería la serenata que ofrecería a la luna.

Regaría con mis lágrimas las rosas,
para sentir el dolor de sus espinas,
y el encarnado beso de sus pétalos...

Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...

No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer de que ella es mi favorita y viviría enamorado del amor.

A los hombres les probaría cuán equivocados están
al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen,
sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.

A un niño le daría alas,
pero dejaría que el solo aprendiese a volar.
A los viejos,
a mis viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.

Tantas cosas les he aprendido a ustedes los hombres...

He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña
sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada.

He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su puño
por vez primera el dedo de su padre,
lo tiene atrapado para siempre.

He aprendido que un hombre únicamente tiene derecho
de mirar a otro hombre hacia abajo,
cuando ha de ayudarlo a levantarse.

Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes,
pero finalmente de mucho no habrán de servir
porque cuando me guarden dentro de esta maleta,
infelizmente me estaré muriendo...
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