"Respondiendo el ángel, le dijo:

El Espíritu Santo vendrá sobre ti,

y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra;

por lo cual también el Santo Ser que nacerá,

será llamado Hijo de Dios."

 

(Lucas 1:35)

 

La FRASE DE VIDA de hoy viene de Lucas 1:26-38, La Anunciación del Nacimiento de Jesús. El ángel Gabriel se fue a Nazaret en Galilea, y le dijo a la Virgen Maria que había encontrado favor con Dios, que el Espíritu Santo vendría sobre ella con poder, y que pronto daría a luz al Hijo del Altísimo, “porque nada hay imposible para Dios”. La respuesta de Maria fue sencilla: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.”

Richard John Neuhaus, un renombrado sacerdote católico, ha escrito: “Esto no es fatalismo, sino fe. El fatalismo es resignarnos a lo inevitable; la fe es encomendarnos al Único quien es eternamente confiable. Lo que hizo Maria.”

Años más tarde, en el Huerto de Getsemaní, el hijo de Maria Jesús pronuncio la misma oración la noche antes de ser crucificado: “… no se haga mi voluntad, sino la tuya.” (Lucas 22:42) No estaba resignado de una manera fatalista a la voluntad de Su Padre; por difícil que fuera, la abrazó en fe y confianza. Y al morir en la cruz, cumplió con la función del nombre con el cual nació: El salva a Su pueblo de sus pecados.

 

Neuhaus asegura que nosotros también, lentamente y no sin dificultad, pero así como Maria y Jesús, podemos aprender a preferir la voluntad de Dios a la nuestra, creyendo que El nos conoce y nos ama inmensurablemente mejor que nosotros mismos nos conocemos y amamos. Al acercarse la Navidad, al culminar un año y empezar uno nuevo, que todos nosotros podamos responder a los sucesos de la vida con un reconocimiento del Señorío de Jesús y nuestra servidumbre, escogiendo preferir la voluntad de Dios a la nuestra, y encomendándonos al Único quien es eternamente confiable.

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