“Si dejamos la Cruz fuera de la Vida de Cristo, no nos queda nada, y ciertamente no el Cristianismo. Porque la Cruz está relacionada con nuestros pecados. Cristo fue nuestro “sustituto” en el escenario de la vida. Él tomó nuestra culpa como si Él estuviese culpable y así pagó la deuda que el pecado merecía, es decir, la muerte. Esto hizo posible nuestra resurrección a una “nueva vida” en Él. Cristo, por lo tanto … es nuestro Salvador. A nuestro mundo moderno no le gusta la palabra “pecado” … Lo que se olvida es que el pecado no es la peor cosa en este mundo. La peor cosa es la negación del pecado … Y si niego que hay pecado imposibilito el perdón.”
