“¡Alaben al Señor porque él es bueno,
y su gran amor perdura para siempre!”
Y como un amigo tan acertadamente me recordó ahora...
“Fíjense en las aves del cielo:
no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros;
sin embargo,
el Padre celestial las alimenta.
¿No valen ustedes mucho más que ellas?”