SALMO 107:25-31
“Habló Dios, y se desató un fuerte viento
que tanto encrespó las olas
que subían a los cielos y bajaban al abismo.
Ante el peligro, ellos perdieron el coraje…
En su angustia clamaron al Señor,
y él los sacó de su aflicción.
Cambió la tempestad en suave brisa:
se sosegaron las olas del mar.
Ante esa calma se alegraron,
y Dios los llevó al puerto anhelado.
¡Que den gracias al Señor
por su gran amor,
por sus maravillas
en favor de los hombres!"