Comida Rapida o Un Festin

Comida Rapida o Un Festin

Viernes, enero 11 del 2013

Abres un ojo – está apenas amaneciendo – el cielo todavía está oscuro, aunque ya se están viendo unos amarillos y naranjas de un nuevo día – murmuras: “Creo que tengo otros 10 minuticos para dormir …” Cuando vuelves a abrir los ojos, el sol ya está brillando fuertemente – miras el reloj: “¡NO PUEDE SER! ¿No fueron solo 10 minutos más que me dormí?” Con un brinco te levantas, te bañas, te vistes, y te organizas: todo en 15 minutos. Te quedan 5 minutos antes de tener que salir, y te preguntas: “¿Desayuno, o leo la Biblia y oro? ¿Alimento el cuerpo, o el alma y el espíritu?” – decides por lo “espiritual”: parado al lado de tu cama, rápidamente lees un versículo y encomiendas tu día a Dios. Y sales corriendo para tu trabajo / tus estudios / tus reuniones / tus citas … del día.

¿Te suena familiar? ¿Será que, muy a menudo, ese es el patrón de tus mañanas? Creo que, si sucede de vez en cuando, es entendible. ¿Pero será que, en tu vida o en la mía, sí está sucediendo más veces que no? ¿Cómo nos estamos alimentando entonces? Si no desayunamos, el cuerpo físico se va debilitando y no tendremos las fuerzas suficientes para manejar todo lo que el día nos trae. Y así, con el alimento espiritual: si solo nos acercamos a la Biblia y a la oración como si fuéramos a un restaurante de comida rápida, nos debilitaremos espiritualmente y no tendremos la gracia y el poder suficientes para enfrentar todo lo que en el día nos llegará.

El Salmo 119:15 y 16 dice = “En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos. Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras.”

La Palabra de Dios: hay que meditar en ella – considerarla – regocijarse en ella – no olvidarla. Y nada de eso se logra en 5 minutos. Se necesita buen tiempo para leerla, volver a leerla, estudiarla y reflexionar en ella. Diga ella lo que diga, hay que tomar la decisión de deleitarse en ella y de recordarla para tenerla siempre presente.

Tal como con la comida física, el alimento espiritual debe masticarse lentamente y  disfrutarse – porque leer la Biblia sin meditar o reflexionar es como comer sin masticar.

-    es comer como los perros: ¡Glup! – y con un trago desaparecen un trozo grande y jugoso de carne, sin saborearlo, sin degustarlo

-    en vez de comer como las vacas: ellas rumian, masticando la comida dos veces para sacarle el máximo beneficio

De hecho, se ha dicho que meditar o reflexionar “es el sistema digestivo del alma. Es la capacidad dada por Dios al hombre de rumiar lo conocido con el propósito de hacerlo llegar al corazón. No debemos anhelar ampliar nuestro almacén de conocimientos por la mera acumulación en sí. Nuestro gran interés es ser sabios a la manera de Dios. La lectura que no va acompañada de meditación difícilmente tenga un impacto duradero. Es mejor leer un versículo con meditación, que capítulos enteros de manera irreflexiva.” (Charles Bridges, An Exposition of Psalm 119, p.32)

También se ha dicho que “la Biblia debe ser el pan de cada día, no un pastel para ocasiones especiales.” Los pasteles sí saben deliciosos, pero engordan en vez de nutrir – y se degustan solo de vez en cuando. El pan por tanto, es un alimento básico de la vida, se consume casi a diario, y hace crecer y fortalece al que come. Así debe ser la Palabra de Dios para nosotros.

Amig@: ¿tomas tiempo en algún momento de cada día para leer la Biblia y orar? ¿comes parado una “comida rápida”, o te sientas para un “festín” elaborado y exquisito? De tu alimentación espiritual diaria dependerán tu crecimiento, tu sabiduría y tus fuerzas para enfrentar la vida. Toma la resolución hoy, y todos los días, de meditar en la Palabra de Dios, de considerarla para ti, de regocijarte en ella, y de no olvidarla nunca – porque: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y luz para mi camino.” (Salmo 119:105)
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