Viviendo En La Luz Del Hijo (Sonlight): El Legado de Geoff Richards - II
Martes Enero 31, 2023
Cada vez que me escribía, la manera como Geoff Richards expresaba verdades era como leer una poesía, o escuchar una sinfonía, o ver un ballet. No había nada superficial o trivial en él. Cada pensamiento, cada palabra era profunda y precisa y hermosa.
Un día de noviembre del 2011, me escribió: “Bev, seguramente ya te habrás dado cuenta que ya no estoy en Facebook en estos días. Yo desactivé indefinidamente mi cuenta el mes pasado para poder meter mi cara (“face”) más en El Libro (“book”) [de la Biblia]… Busco siempre beber de la inagotable Fuente de la Vida.” Algo que probablemente todos nosotros deberíamos hacer más deliberadamente y más regularmente…
Sin duda, precisamente porque escogió “meter la cara más en El Libro”, en el Día de Año Nuevo del 2012, en su correo electrónico Notas De Un Peregrino titulado “La Vida En La Luz Del Hijo (“Sonlight”), él fue inspirado a escribir: “Es un glorioso primer día de este nuevo año aquí en las Montañas Azules – calientico, callado y quieto… El sol ya se está acostando, pero sobre el corazón creyente el Sol de Dios se levanta y nunca se acuesta (Malaquías 4:2)! Donde El reina como Señor no hay oscuridad (Apocalipsis 21:23-25, 22:5). Que día más perfecto para darle gracias al Señor, cantarle alabanzas, gloriarnos en Su santo Nombre, buscar al Señor, Su fortaleza y Su presencia continuamente… (1 Crónicas 16:8-11).”
Luego escribió: “La oscuridad muchas veces ha tratado de disfrazarse como la Realidad en el 2011, pero estoy aprendiendo continuamente a declarar lo contrario:
Cuando la oscuridad parece esconder Su rostro
Descanso en Su invariable gracia;
Cuando todo alrededor de mi alma se desploma
El entonces es toda mi esperanza y mi seguridad.
El diagnóstico en marzo de un cáncer de huesos inoperable, luego la cirugía TURP en mayo, fueron una breve amenaza de tinieblas – pero, gracias a Dios, la luz del Hijo (“Sonshine”) prevaleció y de nuevo pude ver claramente para Vivir otra vez. “Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz.” (Salmo 36:9)
Esta mañana me desperté con una “imagen” encantadora en la mente: muy de mañana estaba parado en una pequeña duna en una playa cristalina en marea baja, una larga recta de arena alargándose sin fin en la distancia. De una manera u otra, sabia que estaba viendo el cambio de año: el Año Viejo limpiado de desechos y múltiples huellas por la marea; la arena limpia invitando nuevas huellas de Vida llenas de propósito.
Al mirar, parecía que yo Lo veía a la distancia en la playa, así como quizás se les apareció a Sus discípulos esa mañana pos-resurrección de Juan 21. El estaba sentado alrededor de una hoguera de madera de deriva, sonriendo, el pescado asándose. “Ven y desayuna”, sentí como palabras en el viento y de nuevo sentí esas punzadas de hambre del alma – por el alimento eterno de íntimo compañerismo con El muy de mañana en este nuevo año. Con un corazón lleno de canticos, baje a la playa sin huellas.
“Ya voy, mi Señor… ya voy…””
Las palabras de Geoff, la vida de Geoff, siempre fueron un desafío para mi: un desafío de vivir más plenamente, más profundamente, más intencionalmente, más espiritualmente. Siempre escogía y proclamaba la Vida y la Luz, no importaba cuan muerta y cuan oscura su realidad terrenal se parecía, o como él lo decía, se disfrazaba. A pesar de un diagnostico de un cáncer de huesos inoperable y una cirugía posterior, entendió profundamente qué significaba escoger vivir en Cristo, su Luz y su fuente de Vida. “Esas punzadas de hambre del alma por el alimento eterno de íntimo compañerismo” con su Señor fueron su experiencia diaria. Y hoy – en la presencia de su Salvador celestial, y de una manera mucho más profunda que en la “imagen” que tuvo hace unos años atrás – “con un corazón lleno de canticos” él ha bajado a “la playa sin huellas” de la eternidad para ir a desayunar con Jesús.
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