Visitando o Viviendo

Visitando o Viviendo

Miércoles, Abril 24 del 2013

Hace dos días, estaba sentada en un balcón de uno de mis lugares preferidos en todo el mundo: Los Viñedos Hotel – ubicado en una colina en el Valle del Cauca al pie de los Andes en el occidente de Colombia. La cordillera llena de arboles y el valle lleno de viñedos estaban frente a mí. La vista era hermosa – la paz restauradora.

Mi esposo Ruben y yo hemos estado yendo a ese hotel desde hace años. Es nuestro lugar de retiro para descansar y renovarnos. Y es como llegar a la casa de familia o de amigos. Todo el personal del hotel nos conoce por nombre, y pregunta por nuestro viaje y por nuestros hijos. Allí, nos conocen, nos aprecian, les importamos y se preocupan por nosotros.

Cuando llegamos a un hotel como ése, Ruben y yo somos tan diferentes. Apenas entramos a la habitación, Ruben tira las maletas en una silla, se lanza sobre la cama, y solo quiere relajarse y descansar; durante toda nuestra estadía, está sacando las cosas que necesita de la maleta. Yo, por otro lado, simplemente no puedo relajarme ni descansar hasta no haber desempacado mis maletas, hasta no haber dejado todas mis cosas organizadas en el closet y en las gavetas, y de una manera u otra haberme instalado en el lugar. Ruben solo “visita” el hotel – su estadía, tanto física como emocionalmente, es temporal. Yo, por otro lado, tengo que “instalarme” y sentir que estoy “viviendo” allí, aun si es por solo uno o dos días.

Al pensar en esta diferencia entre nosotros dos – Ruben solo visitando el hotel, y yo instalándome – me acuerdo de dos versículos bíblicos de Juan 8:31 y 32 en los cuales estuve reflexionando hace unos días. “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”

Jesús estaba hablando a judíos “que habían creído en el” – los que habían escuchado Sus palabras y visto Sus obras, y que llegaron a creer que Él verdaderamente era el Hijo de Dios, el prometido Mesías y Salvador del mundo. Pero solo creer no era suficiente para hacerlos discípulos de Él. Jesús usó las palabras “permanecer en” (o “morar en”, “continuar en”) referente a Sus palabras: no solo una visita corta e informal cada de vez en cuando; sino un profundo e intencional, un constante y diario permanecer. Sus enseñanzas no son solo para ser escuchadas o leídas, ser “visitadas” por decirlo así; e inmediatamente ser dejadas atrás y olvidadas. Sí, debemos escuchar y leer Sus palabras; pero luego, deberíamos reflexionar sobre ellas e interiorizarlas, hasta que se vuelvan una parte inherente de lo que somos, lo que creemos, lo que decimos y como actuamos. Simplemente creer en Jesús y conocer Sus enseñanzas no nos hace discípulos de Él. Es permanecer y morar y continuar en ellas – en verdad vivir lo que escuchamos y leemos de ellas – lo que nos hace verdaderos discípulos.

Así como me deleito en llegar a Los Viñedos Hotel, y temporalmente instalarme y vivir en ese lugar donde soy un huésped conocido y apreciado – así Jesús anhela que yo me deleite en Sus palabras, permaneciendo en ellas y apropiándome de ellas, para que pueda ser una verdadera discípula.

“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (v.32)

Así como “permanecer” es un proceso, también lo es el acumular y el construir un paquete de verdad en mi vida. Escucho o leo la verdad, la creo, la acepto, me aferro a ella, permanezco en ella, y la vivo – y día tras día, momento tras momento, mi solidez en esa verdad crece y se fortalece. Y mientras la verdad crece y se profundiza dentro de mí – no una verdad que solo se entiende y se acepta; sino una verdad que llega a hacer parte de lo que soy, una verdad que es utilizada y útil en mi vida – entonces esa verdad producirá libertad y me hará libre.
 
Así como tener dinero, pero nunca usarlo para comprar, compartir o invertir es algo completamente inútil y sin sentido – así tener la verdad sin actuar en base a ella también es inútil y sin sentido. Poseer la verdad no significa nada hasta que esa verdad me posea a mí. En ese momento, y solo en ese momento, puedo vivir en la libertad de la cual Jesús habla y la cual Él anhela que yo disfrute.

Para mí, Los Viñedos Hotel es un hogar lejos de mi hogar – un lugar no solo para visitar informalmente, sino un lugar donde me puedo instalar, en el cual me puedo deleitar, donde puedo crecer y escuchar las verdades de Jesús y encontrar libertad …

Que todos mis encuentros con las enseñanzas y las palabras de Jesús sean así también: un llegar a casa, un permanecer, un crecer en verdad y en libertad …

“Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amen.” (2 Pedro 3:18)

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