Esperar - II

Esperar - II

Lunes, julio 22 del 2013

¡Cuán difícil es esperar! ¡Cuán difícil es aguardar! Sobre todo si uno no puede ver lo que uno está esperando y aguardando.

Hebreos 11:1 dice, “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Si esperamos con certeza, estamos esperando con fe – si aguardamos con convicción lo que no podemos ver, estamos aguardando con fe. Porque, como dice Romanos 8:24, “… la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?” Por eso, para aguardar con certeza y convicción lo que no se ve, se necesita fe.

Estoy pasando por una situación complicada y angustiante en estos días. Quisiera poder ver el futuro frente a esta circunstancia – y así, viendo frente a mí lo que espero que pase, poder estar tranquila y confiada. Pero así no obra Dios. En nuestro caminar con Él, raramente podemos ver de antemano lo que estamos aguardando. Casi siempre tenemos que andar por fe, y no por vista (2 Corintios 5:7). Y Dios quiere que, sin poder ver, andemos igual de seguros y confiados como si viéramos. 

Pensando en cuán difícil es esperar y aguardar así, sobre todo cuando se trata de situaciones que involucran a personas que amamos, Dios me llevó a los siguientes versículos de Romanos 8, unas palabras que han sido de gran aliento para mi vida.

“Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.” (vs.25-27)

Tengo que esperar lo que no veo, y debo aguardarlo con paciencia. Pero me cuesta – me es muy difícil – a veces me siento fuerte y confiada, y otras veces desmayo y dudo. Pero, gracias a Dios, ¡allí está el Espíritu Santo para ayudarme en mi debilidad!

-    primero: fortalece en mí la paciencia que necesito para seguir aguardando cuando la espera se prolonga
-    segundo: intercede por mi cuando yo no sé pedir como conviene, y se une a mis propios gemidos indecibles
-    tercero: intercede por mí con la única intención del corazón de orar conforme a la voluntad de Dios

¡Qué gran descanso para mi alma! ¡No estoy sola en mis luchas! Cuando yo no puedo más, el Espíritu Santo me acompaña y me ayuda en mi debilidad.

Amig@: ¿tú también estás en la modalidad de espera en estos días? ¿te está costando aguardar con paciencia? ¿te está dificultando andar por fe y no por vista, con certeza y convicción sin poder ver lo que tu corazón anhela? Amig@: ¡no estás solo! Aférrate del Espíritu Santo – Él camina al lado tuyo para acompañarte, para ayudarte, y para interceder delante de Dios Padre por ti. Andando con Él, tu espera se hará corta y soportable.
+ REFLEXIONES PARA LEER