Verdades de Reflexiones Pasadas: Las Aves Conocen El Secreto

Verdades de Reflexiones Pasadas: Las Aves Conocen El Secreto

Jueves Octubre 20, 2022

 

¿Una vez has visto un ave durmiendo en una rama de un árbol o en un cable de teléfono, sin caerse?

¿Te has preguntado cómo lo hace?

Si nosotros intentáramos dormirnos así, sin duda nos caeríamos.

 

El secreto está en los tendones de las patas del pájaro. Cuando éste aterriza en una rama, las “rodillas” (anatómicamente, los tobillos) automáticamente se doblan, y esa acción hace que los tendones halen y cierren los dedos de las patas. Mientras las “rodillas” se mantengan dobladas, los tendones y los dedos están bloqueados y asegurados. Las patas del ave no se sueltan de la rama hasta que ésta no desdoble las “rodillas” para volar.

Mantener las “rodillas” dobladas es lo que le da la fuerza a las aves para asirse a cualquier cosa y no caerse.

¿No es una maravilla? Es un diseño increíble que Dios ideó para los pájaros.

 

¡Y qué lección de vida nos da a nosotros los seres humanos esta verdad!

Cuando la vida alrededor nuestra quiere romperse y dejarnos caer, cuando estamos tan agotados y nuestra alma necesita descansar y “dormir”, nuestra mayor estabilidad y nuestra mayor seguridad vienen de unas rodillas dobladas en oración. Así, nos podremos asir y agarrar firmemente de la “rama” de Jesús –  ¡y El nunca nos dejará caer!

 

“Saldrá una vara del tronco de Isaí,

y un vástago retoñará de sus raíces.”

Ese vástago, esa “rama”, es Jesucristo.

El es una rama de sabiduría y de inteligencia,

de consejo y de poder,

de justicia y de fidelidad.

~Isaías 11:1,2,5

 

“El Señor afirma los pasos del hombre
    cuando le agrada su modo de vivir;
podrá tropezar, pero no caerá,
    porque el Señor lo sostiene de la mano.”

~Salmo 37:23-24

 

Estamos sostenidos y afirmados cuando agradamos a, y cuando nos agarramos de la mano de, el Señor Jesucristo.

 

Recuerda las aves: cuando sus “rodillas” estén dobladas, sus pies están firmemente agarrados de las ramas de los arboles.

 

Y recuerda, así es contigo y conmigo también: cuando nuestras rodillas estén dobladas en oración, nosotros también estaremos seguros y firmes en Jesús.

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