El Senor Es ... Mi Baluarte

El Senor Es ... Mi Baluarte

Lunes, agosto 26 del 2013
 

“David habló las palabras de este cántico al SEÑOR el día que el SEÑOR lo libró de la mano de todos sus enemigos y de la mano de Saúl. Y dijo: ‘El SEÑOR es mi roca, mi baluarte y mi libertador; mi Dios, mi roca en quien me refugio; mi escudo y el poder de mi salvación, mi altura inexpugnable y mi refugio; Salvador mío …’” (2 Samuel 22:1-3)

En la versión Reina-Valera 1960 de la Biblia, la palabra es “fortaleza” – en la Nueva Versión Internacional es “amparo” – en Dios Habla Hoy es “lugar de refugio”. Pero en la Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH), la palabra es “baluarte”. Y me gusta esta traducción, porque amplia la imagen de todo lo que Dios es para los que confían en Él. 

En estos días estuve en Cartagena de Indias, en Colombia – ciudad de la cual el centro histórico es mundialmente conocido como la “Ciudad Amurallada”. Casi toda la Ciudad Antigua es rodeada de una muralla alta y ancha, por la cual es un deleite caminar de día o de noche, divisando por un lado las hermosas edificaciones coloniales de la ciudad y por el otro lado el gran Mar Caribe. Como escribió el autor colombiano, Gabriel Garcia Márquez, en su libro “Vivir Para Contarla”: “Me bastó con dar un paso dentro de la muralla para verla en toda su grandeza a la luz malva de las seis de la tarde, y no pude reprimir el sentimiento de haber vuelto a nacer …”.
 

Lo que me llamó la atención caminando la muralla en estos días fueron precisamente los baluartes y las garitas.

-    un “baluarte” o bastión, según Wikipedia, es “un reducto fortificado que se proyecta hacia el exterior del cuerpo principal de una fortaleza, situado generalmente en las esquinas de los muros de cortina (o los tramos de muro recto), como punto fuerte de la defensa contra el asalto de tropas enemigas … El diseño del bastión y el hecho de que sobresalga del cuerpo de la fortaleza permite cubrir los otros bastiones y los muros de cortina con fuego cruzado.” – normalmente, los baluartes se construían en las partes altas de los muros, y fueron así edificados para vigilar y resguardar a los ciudadanos, para defenderlos contra un asalto o para atacar directamente al enemigo; desde los baluartes los guardias tenían una vista previa, amplia y clara de su entorno para poder proteger a los habitantes de la fortaleza de cualquier ataque en su contra

-    una garita, según Wikipedia, “en arquitectura militar, consiste en una pequeña torre (de piedra) con troneras o saeteras, generalmente levantada en el ángulo más saliente del baluarte de una fortaleza, que sirve de abrigo y protección a los centinelas que resguardan el recinto"
 

Por el carácter de fortaleza y protección, de amparo y refugio, de defensa y de ofensa que representan los baluartes y las garitas – por eso, Dios mismo es comparado a un baluarte, a nuestro baluarte. El ve desde lo alto, porque mora en las alturas (Isaías 33:5), y desde allí ve cuando Sus hijos están en apuros. Es Dios quien nos defiende y quien pelea por nosotros en contra de nuestros adversarios (Nehemías 4:20). Es Dios quien nos esconde y protege y resguarda cuando vienen los asaltos de nuestros enemigos – porque es nuestro escudo, es quien se coloca delante de nosotros para prever y enfrentar los ataques contra nosotros, es quien nos cubre del fuego cruzado. Cuando estamos en angustia o necesidad, cuando estamos oprimidos e indefensos, allí está Dios como nuestro escudo, nuestro refugio, nuestro baluarte.

“El SEÑOR será también baluarte para el oprimido, baluarte en tiempos de angustia.” (Salmo 9:9)

“Pero yo cantaré de Tu poder; sí, gozoso cantaré por la mañana Tu misericordia; porque Tú has sido mi baluarte y refugio en el día de mi angustia.” (Salmo 59:16)

En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo escribió a los efesios acerca de la iglesia de Jesucristo, describiéndola como un edificio o un templo santo para el Señor, cada creyente edificado sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas, “siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2:20). Es interesante la imagen: así como un baluarte, construido de piedra en uno de los ángulos de una fortaleza, así Jesús es “la principal piedra del ángulo” de la iglesia de Dios, proveyendo estabilidad y fortaleza a toda la estructura.  

Amig@: ¿cómo te sientes en estos días? ¿te sientes angustiado y oprimido por tus enemigos, sean ellos los que sean? ¿sientes que se están acercando cada momento más, queriendo pelear contigo, queriendo robarte y matarte y destruirte? No te quedes allí, parado en el “muro” de tus circunstancias adversas, enfrentando solo todos los dardos de fuego del enemigo. Corre a Dios, a tu “baluarte”, y escóndete en Él – corre a Jesucristo, a tu “principal piedra del ángulo”, y apóyate en Él.  Él es tu refugio, tu Salvador y tu Libertador. Solo en Él encontrarás la protección y el amparo que necesitas y que buscas en medio de las luchas y los conflictos de tu vida.
 
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