Yo Soy La Puerta - Jesus

Yo Soy La Puerta - Jesus

Lunes, 2 de septiembre del 2013

En enero de este año, también tuve el gran privilegio de visitar y caminar por las bellas calles de la Ciudad Antigua de Cartagena. Me fascinan las calles estrechas y empedradas – los colores tan vívidos de las fachadas de los edificios – los hermosos balcones llenos de flores – los majestuosos portones – las ventanas medio cubiertas de veraneras. Allí hay mucha belleza y mucha historia – y nada me agrada tanto como andar y andar, mirando, admirando y, ¡claro que sí! tomando fotos de absolutamente TODO.

Esa vez, me quedé encantada con los antiguos portones de la Ciudad Amurallada. Al mirarlos y estudiarlos un poco, distinguí algunos muy impactantes: grandes, imponentes, elegantes, adornados con muchos taches y aldabas bien elaborados – y vi otros más sencillos, más humildes, con menos adornos más simples. La mayoría de las puertas estaban muy bien cuidadas – unas pocas, completamente abandonadas. Y todas las que daban entrada a casas privadas estaban cerradas.
 
Al investigar, aprendí que los portones amplios, con puertas anchas para los carruajes y otras más pequeñas para los peatones, con cantidades de taches grandes y una aldaba bien labrada – éstos eran portones de los habitantes importantes, poderosos y adinerados de la ciudad. Puertas pequeñas y modestas y sin muchos adornos eran de las casas de los habitantes más humildes y más pobres.

Ver todo esto y entenderlo algo mejor, me hizo recordar lo que Jesucristo dijo de Si mismo en el Evangelio de Juan: “Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo … Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.” (10:9,10b)

“Yo soy la puerta …” dijo Jesús:

 
-    “Yo”: esto excluye a todos los demás seres vivientes y a cualquier otra cosa. Porque ni la iglesia, ni los pastores o los sacerdotes, ni los sacramentos, ni las buenas obras son la puerta – éstos pueden señalar la puerta y pueden dar testimonio de la puerta, pero no son y nunca serán la puerta. “Yo” – el Señor Jesucristo – “soy la puerta”. “Nadie viene al Padre sino por mi”, dice Jesús de Si mismo en Juan 14:6.

-    “soy”: no Yo “era” ni Yo “seré”, sino Yo “soy” – en tiempo presente, ahora mismo. “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí hoy el día de salvación.” (2 Corintios 6:2)

-    “la”: no “una”, sino “la” – porque no hay muchas, ni varias, sino solo una. Puede que todos los caminos conduzcan a Roma, pero no todos las puertas dan entrada al cielo. Solo hay una verdadera, y ésa es Jesús. “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12)

-    “puerta”: una puerta es algo muy conocido y entendido, algo muy necesario y sencillo. Es una entrada, un portal, un modo de acceso a otro lugar. El Señor Jesucristo es esa puerta que abre e invita a entrar a la salvación, a la vida abundante aquí en la tierra, y a la vida eterna juntamente con El en el cielo. "Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos." (Juan 10:9)

 
Al hablar de los portones y las puertas de las casas de la Ciudad Antigua de Cartagena, el tamaño y el estilo de éstos siempre representaban el nivel económico y social de los habitantes. Pero cuando uno habla de Jesús – la puerta que da ingreso a la salvación, y a la vida abundante y eterna – uno habla de una puerta sencilla y acogedora, una puerta abierta que da la bienvenida a todo aquel que quiera entrar por ella y ser salvo.

Sencilla y abierta, sí. Pero la puerta que es Jesús es estrecha, como El mismo dijo en el Evangelio de Mateo: “Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran.” (7:13,14)

Yo disfruté tanto ver y tomar fotos de los portones y las puertas de la Ciudad Amurallada en Cartagena, sobre todo los más grandiosos y los más impresionantes, aunque por ninguno pude pasar por el umbral. Pero mucho, mucho más significativo para mi, y por lo cual Le doy infinitas gracias a Dios, es que he conocido y he entrado a la vida eterna por la puerta humilde y asequible que es Jesús.

Amig@: ¿cómo es contigo? Me imagino que has entrado por muchas puertas distintas en el transcurso de tu vida – pero me pregunto si ya has entrado a la salvación por la puerta de Jesús. Si sí, asegúrate que sigas siempre andando en el camino angosto. Si no, hoy es el día de tu salvación – te animo fuertemente a que no lo desaproveches …

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