En El Dia de Angustia...

En El Dia de Angustia...

Viernes, noviembre 8 del 2013

Aquí estamos, esperando. Todos, esperando.

Junto con mucha gente de todas las edades y de todas las clases sociales, me encuentro en estos momentos en un hospital. Porque las enfermedades y los accidentes no respetan la edad ni el estatus de las personas: jóvenes y viejos, ricos y pobres – a todos nos llegan estos momentos de crisis cuando nos encontramos en un hospital.

Algunos están esperando una cirugía. Otros que un ser querido salga de cirugía. Otros que les atiendan en una cita médica. Otros simplemente que les programen una cita médica.

Algunos esperan sentados. Otros parados. Y otros caminan de allá para acá.

Algunos hablan con un familiar o un vecino, o por celular. Otros leen. Pero la mayoría de las personas están quietas, mirando, observando, solo esperando que les llamen.

Algunos parecen esperar con aparente tranquilidad. Otros con susto y angustia. Otros con rabia.

Pero sea como sea, a todos nos toca esperar: que sea el turno de uno para una cirugía – que un ser querido salga bien de una cirugía – que las noticias que uno esté esperando sean buenas, de vida y recuperación, y no de una enfermedad mortal o de muerte. 

Yo también estoy esperando. Porque hace unos minutos, mi hijo entró a cirugía. No es nada de vida o muerte – pero sí es una cirugía que toca hacerle – y sí es una cirugía que requiere una anestesia general. Y las anestesias generales siempre dan algo de ansiedad: el ser amado se pone a dormir, ¿y qué tal si no vuelve a despertar? Y uno, que está por fuera en la sala de espera, por más que no duerma, está sin poder hacer absolutamente nada frente a lo que está sucediendo dentro de la sala de cirugía. Uno sencillamente tiene que esperar …

Solo queda orar, y confiar en un Dios de amor que ha dicho: “He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel … Jehová es tu guardador … Jehová te guardará de todo mal: El guardará tu alma.” (Salmo 121:4,5,7)

Entonces, en estos momentos mientras mi hijo está en cirugía, dormido por la anestesia, y mientras yo estoy esperando afuera sin poder hacer nada por el sino orar, decido confiar en un Dios que no está dormido, un Dios que está presente con y pendiente de él, un Dios que ha prometido guardarlo de todo mal. Decido, como lo dice el Salmo 130:7, esperar a Jehová, “porque en Jehová hay misericordia, y abundante redención con él.”

Y pienso en la canción que canté en la iglesia el domingo pasado: Bendeciré Al Señor.

Bendeciré al Señor
Dios de mi salvación
El ha sido tan bueno para mí
Bendeciré al Señor
Mi Rey, mi Salvador
He puesto mi esperanza en El
En el día de angustia
En El esperaré
En el día de felicidad,
También Le buscaré
En todo tiempo, en todo lugar
Bendeciré a mi Señor.
(http://www.youtube.com/watch?v=Lbvh4ct2N7s)

Hoy, no son solo palabras bonitas – esta mañana ha llegado “el día de angustia” cuando tengo que decidir que “en El esperaré” porque “he puesto mi esperanza en El” – ahora mismo debo tomar la decisión de que “en todo tiempo, en todo lugar, bendeciré a mi Señor”.

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… Una hora más tarde, salió el médico cirujano a la sala de espera – la cirugía fue exitosa – Andrew pronto se despertaría de la anestesia, y luego lo podríamos llevar a casa para la recuperación.

¡GRACIAS A DIOS!

“Alabad a Jehová,
porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.”
(Salmo 136:1)
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