La Afliccion No Es Para Siempre

La Afliccion No Es Para Siempre

Viernes, noviembre 15 del 2013

 

Esta mañana estaba leyendo y reflexionando en las palabras del profeta Jeremías al pueblo de Israel escritas en Lamentaciones 3:31-33: “Porque el Señor no desecha para siempre; antes si aflige, también se compadece según la multitud de sus misericordias; porque no aflige ni entristece voluntariamente a los hijos de los hombres.” (RV60) Otra traducción lo dice así: “El Señor nos ha rechazado, pero no será para siempre. Nos hace sufrir, pero también nos compadece, porque es muy grande su amor. El Señor nos hiere y nos aflige, pero no porque sea de su agrado.”

 

Lo que Jeremías había estado profetizando y vaticinando por tanto años había sucedido: la ciudad de Jerusalén estaba envuelta en llamas. Por eso, el libro de Lamentaciones: era la angustia y el dolor en el corazón de Jeremías expresados en palabras de llanto y lamento por la destrucción de su amada ciudad. Parecía que Dios definitivamente había abandonado a Su pueblo, y que lo había rechazado. Pero el profeta sabía y creía que, aunque así parecía, la realidad era otra: el Señor, quien amaba con amor eterno a Su pueblo escogido, “no desecha para siempre” – aun en medio de las aflicciones que El estaba permitiendo, Su compasión y Su amor por ellos eran muy grandes.

 

Y así en nuestras vidas también: sí, hay tiempos cuando sentimos que hemos sido “desechados” o “rechazados” por el Señor – porque hay tanta aflicción, y porque parece ser sin fin. Pero Dios nos ha dado dos promesas en medio de nuestros sufrimientos. Primero, no son para siempre – son por un tiempo, hasta que los propósitos de Dios en nuestras vidas se hayan cumplido a través de ellos. Y segundo, aunque Él deja que la aflicción y la tristeza entren a nuestras vidas, no lo hace voluntariamente ni porque sea de Su agrado – sí, las permite, pero para que las podamos soportar, junto con las heridas nos muestra Su compasión y Su muy grande amor, según la multitud de Sus misericordias.


Querido amigo: ¿será que la aflicción y la tristeza han entrado en tu vida en estos días? Toma aliento tu corazón: no estarán para siempre contigo. Y presta atención: aun en medio de tu dolor Dios ha prometido compadecerse de ti, y derramar sobre ti Su abundante y fiel amor.

 

Y como escribió Jeremías más adelante:

 

“Pero algo más me viene a la memoria,
    lo cual me llena de esperanza:
El gran amor del SEÑOR nunca se acaba
    y su compasión jamás se agota.
Cada mañana se renuevan sus bondades;
    ¡muy grande es su fidelidad!
Por tanto, digo:
    «El SEÑOR es todo lo que tengo.
    ¡En él esperaré!»
Bueno es el SEÑOR con quienes en él confían,
    con todos los que lo buscan.
Bueno es esperar calladamente
    a que el SEÑOR venga a salvarnos.”
(Lamentaciones 3:21-26)

 

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