Ensancha, Extiende, Alarga, Refuerza

Ensancha, Extiende, Alarga, Refuerza

Miércoles, julio 30 del 2014

 

“Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto…”

 

Piénsalo: ¿cómo una mujer estéril puede regocijarse? ¿Cómo era posible que una mujer que nunca había dado a luz – sobre todo en la antigua cultura judía en la cual el rol más importante y valioso para una mujer era ser madre – podía dar voces de júbilo?

 

Pero precisamente ésas eran las palabras de Dios habladas a través del profeta Isaías al pueblo de Israel hace unos 2700 años.

 

Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz;

levanta canción y da voces de júbilo,

la que nunca estuvo de parto;

porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada,

ha dicho Jehová.

Ensancha el sitio de tu tienda,

y las cortinas de tus habitaciones sean extendidas;

no seas escasa;

alarga tus cuerdas,

y refuerza tus estacas.

Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda;

y tu descendencia heredará naciones…”

 

¿Cómo vivía una mujer estéril en los tiempos y en el contexto de Isaías? Según el profeta era: triste, desamparada, temerosa, confundida, avergonzada, afrentada, abandonada, repudiada, y desconsolada – porque solo tenía valor por los hijos que nacían de su vientre, sobre todo los varones. Ser estéril por toda una vida significaba vergüenza, repudio, abandono e infinita tristeza y desconsuelo para una mujer judía en los días de Isaías.

 

Pero aun así, Dios le lanzaba un desafío de fe: ¿el reto para la mujer que nunca había podido ser madre? Regocijarse, estando estéril todavía (v.1). Cantar con júbilo, sin nunca haber dado a luz (v.1). Creer que la esterilidad de su vida se cambiaría en fertilidad (v.1). Y aun sin haber visto ni sentido nada, actuar por fe y empezar a preparar el “cuarto del bebé” en la casa (v.2). 

 

¿Cuál entonces es el desafío de fe que Dios nos lanza a todos nosotros – mujeres u hombres – que quizás no somos físicamente estériles, pero sí, estériles en otras áreas de nuestras vidas?

 

¿Has concebido y dado a luz a hijos espirituales? ¿Has hablado con alguien acerca de Jesucristo, y has podido ver como esa persona nace de nuevo? ¿O has sido “estéril” en esa área?

¿Será que un sueño o un proyecto que has tenido en tu mente y en tu corazón por años haya pasado por un parto y haya nacido en tu vida? ¿O nunca ha sucedido?

¿Hay áreas en tu vida que son secas y áridas, que necesitan un toque divino para que se vuelvan fértiles y fructíferas?

 

Así como la mujer judía de antaño: acepta el reto de fe que te lanza Dios.

 

  • “Regocíjate” desde ya, aunque todavía te ves y te sientes “estéril”.
  • “Levanta canción y da voces de júbilo” desde ya, aunque estar de parto y dar a luz todavía parezcan imposibles.
  • Si Dios te ha dado un sueño, un llamado, una palabra, una promesa: cree sin dudar que la esterilidad que tu ves ahora en tu vida seguramente se convertirá en fertilidad – porque Jehová lo ha dicho.
  • Y sin todavía haber visto lo que crees que Dios te ha prometido, empieza a “ensanchar el sitio de tu tiendo”, a “alargar tus cuerdas”, y a “reforzar tus estacas” – mejor dicho, haz espacio para todo lo que viene en tu vida; amplia y agranda tu mente, tu corazón, tus proyectos, tu casa, para que pueda caber todo lo que Dios quiere añadirte, fructificarte, multiplicarte…
  •  

“Porque tu marido es tu Hacedor;

Jehová de los ejércitos es su nombre;

y tu Redentor,

el Santo de Israel;

Dios de toda la tierra será llamado.” (v.5)

 

Porque tu esposo, Él que hará que tu esterilidad se convierta en fertilidad, es Él quien te creó, Él quien te redimió – y Su nombre es “Jehová de los ejércitos”, “el Santo de Israel”, “Dios de toda la tierra”. Él te conoce, Él te ama, Él tiene pensamientos y planes grandes para tu vida.

 

Y si Él ha dicho que serás fructífero en lo que Él quiere que seas y hagas, sin duda alguna: ¡así será! 

+ REFLEXIONES PARA LEER