Que Paso Con 3 Horas de Mi Dia?

Que Paso Con 3 Horas de Mi Dia?

Miércoles, Septiembre 10 del 2014

 

Viajar significa muchas cosas.

 

Significa emoción. Significa estrés. Significa aventura. Significa cansancio. Significa belleza. Significa dificultades.

 

Pero también es algo raro a veces. Sobre todo cuando uno está cruzando las zonas horarias. Viajando del occidente al oriente del globo terráqueo, uno “pierde” horas. Y viajando en dirección contraria, del este al oeste, uno “gana” horas. Ayer, volando desde Vancouver hasta Toronto, y luego desde Toronto hasta Bogotá y Armenia, primero perdí 3 horas y después recuperé 1, todo en el espacio de un día de 12 horas. Bastante confuso.

 

Anteanoche subí a un avión en Vancouver a las 10.30 pm. El vuelo duró unas 4 horas y media. Cuando aterricé en Toronto, ¡ya eran las 5:30 de la mañana, del día de ayer! ¿Dónde se fueron 3 horas de mi reloj corporal? ¡Simplemente desaparecieron! ¡Nunca las tuve y nunca las pude vivir!

 

Por otro lado, volando desde Toronto hasta Vancouver hace 12 días, me pasó lo contrario. Despegué una mañana a las 7:30 am, volé  por 5 horas, y cuando aterricé en Vancouver, solo eran las 9:30 am. ¡Ese día viví 3 horas de mi día dos veces! Cuando eran las 10:30 am en la zona horaria de Toronto, estaba volando dentro del avión – y comiendo un primer desayuno. Pero luego, cuando eran las 10:30 am y ya había aterrizado en la zona horaria de Vancouver – estaba comiendo un segundo desayuno.

 

Me acuerdo hablar de este fenómeno viajero tan raro un día con una amiga. Un año, hace un tiempo atrás, ella estaba viajando desde la China hasta el Canadá, solo unas pocas horas antes del día de su cumpleaños. La cosa rara es que, con las distintas zonas horarias a través de las cuales voló, ¡ella perdió por completo su día especial! Cuando salió de la China, todavía era el día antes de su cumpleaños. Pero cuando aterrizó en el Canadá, ya era el día después. En alguna parte, allá en el avión volando por encima del Océano Pacifico, el día completo de su cumpleaños había desaparecido (¿o quizás solo se comprimió en menos horas?). Qué cosa más rara para vivir – o en este caso, ¡qué cosa más rara no haber podido vivir! “Entonces, ¿tú que hiciste el día de tu cumpleaños este año?” – “Bueno, nada – de verdad nada – porque perdí el día por completo – de una manera u otra, volando del occidente al oriente, allá arriba en el cielo, solo viví el día antes y el día después – para mi, el día exacto de mi cumpleaños nunca existió!” Eso es bastante raro.

 

Pero luego, nosotros aquí en la tierra somos tan orientados y conscientes del tiempo. El tiempo cronológico tiene un principio, un intermedio, y un final. Siempre está avanzando, constante y seguro – nunca pierde un latido, nunca salta un día. Hasta que viajes a través de las zonas horarias del globo – allí, sí, el tiempo empieza a hacer, lo que a nosotros nos parecer ser, cosas raras. Como perder o ganar horas. Como desaparecer por completo o llegar dos veces.

 

Y también, me pregunto como será la eternidad. Cuando no habrá nada de tiempo como nosotros lo conocemos ahora. No habrá un reloj cronológico contando los segundos y los minutos, las horas y los días. No habrá pérdidas ni ganancias. No habrá la idea de ayer ni la de mañana. Solo habrá un siempre-presente “ahora”.

 

Así como mi cerebro lucha con las perdidas y las ganancias de horas en las diferentes zonas horarias terrenales, también lucha con entender una vida fuera de y más allá del tiempo. ¡Pero sí suena espectacular! Imagínate: nada de esperar – nada de llegar tarde – nada de estrés buscando una actividad significativa para llenarla – nada de estrés buscando vaciarla de demasiadas actividades – no más “tengo demasiado tiempo” – y no más “no tengo suficiente tiempo”. Quizás aun la palabra “tiempo” ya no existirá en nuestro vocabulario cuando lleguemos a la eternidad – quizás el concepto llegará a ser solo un débil recuerdo en nuestras mentes. No lo sé.

 

Lo que sí sé es que, mientras que aquí en la tierra tengo que vivir con la rareza y con las presiones del tiempo cada momento de cada día, cuando llego a mi hogar eterno, seré libre – y me sentiré liviana. Porque las pesadas cadenas del tiempo habrán caído. Y estaré viviendo en la eternidad.

 

No estaré perdiendo horas sin vivirlas – y no estaré ganando horas y viviéndolas dos veces.

 

Y aun si los cumpleaños no se celebren en el cielo, en realidad no importará – porque de todos modos no serán los años que conmemoraremos – simplemente celebraremos la “vida”: una vida abundante y eterna sin las condiciones del tiempo. ¡¿Y no será eso algo increíble y maravilloso?!

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