Aun En La Vejez Fructificaran

Aun En La Vejez Fructificaran

Lunes, octubre 20 del 2014

 

Hace unos días, nos llegó un “patriarca” a la casa y a la iglesia. Estábamos todos llenos de expectativa y de emoción al pensar en la bendición tan grande que cada visita de este hombre resulta siendo para nuestras vidas. Estos próximos 11 días seguramente no iban a ser la excepción. Y, ¿por qué “patriarca”? Porque según el diccionario, un “patriarca” es entre otras cosas una “persona que por su edad y sabiduría ejerce autoridad moral en una familia o colectividad”. Y nuestra visita es una de esas personas.

 

Javier Voelkel es un gran hombre de Dios en todos los sentidos de la palabra “grande”. De estatura es alto, pero mucho más importante y trascendente es la grandeza de su corazón, de su mente y de su espíritu. Él es de esas personas que uno quisiera sentarse a sus pies, para poder recibir cada palabra y cada gesto de bendición que hablan y demuestran.

 

Al estar pensando en Javier y su amada esposa de 57 años, Ana María, estas palabras del Salmo 92 me vinieron a la mente y al corazón: “Los justos … plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes, para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, y que en él no hay injusticia.” (vs. 12-15)

 

Javier definitivamente es un hombre justo – porque vive justificado por la sangre redentora de su Señor Jesucristo, y porque es un varón justo y recto en su diario vivir. Desde antes de nacer, siendo hijo de misioneros cristianos en Corea, él fue plantado en la casa de Jehová. Desde su niñez, ha florecido en los atrios de Dios. Hoy en día, aun en su vejez, Javier sigue fructífero, vigoroso y “verde” – sigue viajando por muchos lugares, predicando, enseñando y escribiendo – y sigue anunciando que Jehová es su fortaleza, y que es recto y justo en todos Sus caminos.

 

“Por tanto, no desmayamos”, dice 2 Corintios 4:16, “antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.” Y así es con Javier: es un hombre que, en su ser interior, diariamente mantiene renovado, aunque su “hombre exterior se va desgastando” – porque diariamente se acerca a la fuente de vida eterna y a los ríos de agua viva para permanecer rejuvenecido y fortalecido en el espíritu.

 

Se cuenta la historia de una hermosa mujer de cabello blanco que un día se puso una camiseta que decía: “No tengo 80 años – sino 18, con 62 de experiencia.” Así es Javier, y de hecho Ana Maria también. Aunque este año los dos cumplieron sus 80 años según el calendario, al verlos parece que ni 80 ni 60 ni 40 años tienen. Porque, como la viejita de pelo blanco, en la mente y en el corazón y más que todo en el espíritu tienen solo unos 18 años, con décadas de años de experiencia encima. Viven rejuvenecidos y vigorosos y fuertes como unos jóvenes, pero tienen la fidelidad y la sabiduría de unos viejos con muchos años de veteranía y de madurez.

 

Estos próximos 11 días con Javier Voelkel en casa y en nuestra iglesia prometen ser un tiempo de mucha bendición, mucho aprendizaje, mucho aliento y mucho reto. Porque cuando viene y está con nosotros, siempre es así.

 

“Las palabras de la boca del sabio son llenas de gracia…” (Proverbios 10:11ª)

 

“La boca del justo producirá sabiduría … Los labios del justo saben hablar lo que agrada …” (Proverbios 10:31ª y 32ª)

 

Javier: gracias por acompañarnos en estos días – gracias por bendecirnos con tu amor, tu nobleza, tu ternura, tus conocimientos, tu sabiduría – gracias por ser tan fiel imagen de Jesucristo para nuestras vidas.

 

Que un día nosotros también, como tú y tu amada Ana María, “lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. (Efesios 4:13) Que un día nosotros también, en la vejez como tú y ella, sigamos floreciendo, que seamos vigorosos y fructíferos, y que sigamos proclamando las virtudes de Jehová nuestro Dios.  

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