Viernes, octubre 31 del 2014

 

Los tiempos, estos días, son tan difíciles. En todo el mundo, dondequiera que uno esté y donde quiera que uno vaya, la vida es muy penosa. Cada informe de la prensa diaria refuerza esta verdad – hace unas dos semanas, en el curso bíblico de 2 Timoteo que se está dando los miércoles por la noche en nuestra iglesia, se mencionó – y el sermón dado por el predicador invitado y nuestro amigo, Jack Voelkel, hace dos domingos por la mañana, habló de esta realidad.

 

Pero, desde luego, Jesús mismo, mientras vivió en la tierra hace unos 2000 años, habló de esta verdad cuando declaró: "... En el mundo tendréis tribulación (sufrimiento / problemas / pruebas y tristezas / persecución) ..." (Juan 16:33)

 

Y, poco después, el apóstol Pablo escribió acerca de lo mismo a su amado discípulo Timoteo: "También debes saber esto: en los postreros días vendrán tiempos peligrosos (difíciles).” (2 Timoteo 3:1)

 

Según el Evangelio de Mateo, serán días de gran tribulación y aflicción, de sufrimiento y angustia: habrá desastres naturales de todo tipo, guerras, pestes y hambrunas; habrá un gran aumento de maldad y de anarquía, y un desenfreno total del pecado; habrá mucho engaño y traición, y muchos falsos profetas y falsos cristos se levantarán para engañar a muchos; y habrá odio, persecución, tortura y el asesinato de los seguidores de Cristo en todo el mundo ... (Mateo 24).

 

De acuerdo con Pablo, serán días en los cuales las personas solo tendrán amor por si mismos, por el dinero, por el placer, por la maldad – pero no por Dios (2 Timoteo 3).

 

Pero ... a pesar de toda la tribulación y toda la aflicción que el mundo va a ver en los últimos tiempos, Jesucristo – "el Mesías, el Hijo del Dios viviente" – ha dicho: "... confiad (anímense); yo he vencido al mundo." (Juan 16:33) Y Él ha declarado: "... edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella." (Mateo 16:18) Y Él ha prometido: "... he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo." (Mateo 28:20)

 

Por lo tanto, Iglesia de Jesucristo: ¡aliéntese tu corazón y no tengas miedo! Tú no estás sola – el mismo Hijo del Dios viviente te ha asegurado Su presencia contigo, siempre. A través de Su victoria sobre el pecado y la muerte, Él ha vencido toda tribulación y todo sufrimiento en el mundo – por lo tanto, los problemas y las pruebas de estos tiempos no te vencerán y no te conquistarán. Como arquitecto y constructor de la Iglesia, tu Salvador y tu Señor está comprometido en edificarte y establecerte para siempre.

 

“¿Por qué estoy desanimado?


¿Por qué está tan triste mi corazón?


¡Pondré mi esperanza en Dios!


Nuevamente lo alabaré,


¡mi Salvador y mi Dios! "

(Salmo 42:11)

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