Escoge El Clima de Tu Corazon

Escoge El Clima de Tu Corazon

Martes, 13 de Enero del 2015

 

Hace un tiempo, alguien me regaló un libro. Algo que leí en esos días me habló – y hoy, me acordé de esas palabras al estar pensando en el nuevo año…

 

En 31 Días de Animo: Al Envejecer, Ruth Myers escribe:

 

“Hay un viejo proverbio que dice: “El molino no puede trillar con el agua que ya pasó.”

 

De la misma manera, el río de la vida nunca fluye contra la corriente.

 

Si estamos ocupados prestando los problemas de ayer o las ansiedades de mañana, perdemos las mejores oportunidades de hoy, y así posponemos nuestro crecimiento en gracia, en fe y en carácter. Hoy es un regalo precioso. Entonces aprendamos a aprovechar cada “día de hoy” – como dice Efesios 5:15-16, “… aprovechando cada oportunidad.”

 

Hoy es un día de oportunidad. Cualquier que sea nuestro “suerte”, hoy tenemos la mayor libertad posible, la libertad de escoger nuestra actitud. Transformamos nuestro día de hoy en un gran éxito o en un rotundo fracaso con las actitudes que escogemos. Cualquiera que sea nuestra situación podemos escoger el clima de nuestro corazón. Podemos escoger el manto de alabanza. Podemos escoger llenar nuestro día de hoy con las tres grandes bases esenciales de la vida cristiana: la fe, la esperanza y el amor. Ellos, y el Dios en Quien están arraigados, son confiables y son más que suficientes para cualquier necesidad o cualquier deseo que tengamos.”

 

Oh Dios: ayúdame hoy, y todos los días de este nuevo año, a recordar que el río de la vida nunca fluye hacia atrás. Que los fracasos cometidos y las acciones omitidas en el pasado son precisamente eso: cosas del pasado – y pueden ser confesados y perdonados y saldados en la gracia inagotable de Dios. Que las preocupaciones y los temores del futuro son precisamente eso: cosas del futuro – y se pueden dejar en las soberanas y bondadosas manos de Dios, en Su cuidado y bajo Su custodia.

 

Recuérdame todos los días, oh Señor, que el día de oportunidad es hoy. Que hoy es el día de mi libertad para escoger, no mis circunstancias (porque no las puedo determinar), pero sí la actitud que asumiré frente a cada situación que me llega. Cada día, me compete a mí escoger el clima de mi corazón: ¿será cerrado y frio y oscuro? ¿o será abierto y caluroso y lleno de luz? Cada día, yo decido con que vestiré mi corazón: ¿lo vestiré con una túnica de luto y cenizas? ¿o lo vestiré con un manto de gratitud y alabanza? Porque la actitud que yo escojo asumir transforma el precioso regalo de ese día o en un gran éxito o en un rotundo fracaso – o aumenta o disminuye mi crecimiento en carácter y en gracia – o fortalece o debilita las tres grandes bases esenciales de la vida cristiana en mi: mi fe, mi esperanza y mi amor.

 

Y Señor: tanto quisiera tener un corazón abierto, para recibir y para dar – tanto quisiera crecer en mi carácter y en gracia – tanto quisiera que la fe, la esperanza y el amor, y el Dios en Quien están anclados, sean las fortalezas y las expresiones visibles de quien soy yo.

 

Entonces hoy, oh Dios, ayúdame a mirar atentamente como ando – ayúdame a asegurar que esté andando sabia y no neciamente – ayúdame a redimir el tiempo, a  aprovechar al máximo cada momento oportuno, a aprovechar cada oportunidad “para andar como es digno del Señor, agrandándole en todo, dando fruto en toda buena obra…” (Colosenses 1:10) 

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