No hay mejor olor en este mundo, al menos en mis recuerdos de mis Navidades de niña en la casa de mis padres, que el olor a galletas navideñas horneando. Todo el día, mi mama y yo funcionábamos en la cocina con harina, con azúcar, con huevos, con vainilla, con chocolate – elaborando cientos de galletas de todos los tamaños y formas y sabores. ¡Hacerlas juntas era un deleite! ¡Y ni hablar de comerlas!

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There is no better smell in this world, at least in my memories of my Christmases as a girl in my parents’ home, than the smell of Christmas cookies baking in the oven. All day, my Mom and I would be working in the kitchen with flour, and sugar, and eggs, and vanilla, and chocolate – making hundreds of cookies in all sizes and shapes and flavors. Making them together was a delight! And eating them – well, what can I say?!